La Falsa Bondad

Como nos movemos casi exclusivamente por interés, hay momentos en el que aprovechamos ciertas circunstancias para mostrar al mundo nuestra bondad, pero tristemente, una bondad de mentira, una bondad de cara a la galería, sin interés, normalmente no hay bondad. La bondad ha de ser totalmente desinteresada, ha de ser voluntaria, ha de ser cariñosa y, por desgracia, no siempre es así.

Vivimos ajenos a la posibilidad de ser atendidos algún día, atendidos por alguien que nos quiera, que crea en nosotros, que anteponga todo a un probable interés de ganar algo a cambio de esa atención. 

¿Es la gente tan desinteresada como parece ser? ¿A quién ama?

La vida, por lo general, es larga, y en la mayoría de los casos, si no lo fuera, nos da a cada uno el suficiente tiempo para darnos cuenta de muchas cosas, de respondernos a muchas preguntas que durante ella nos vamos haciendo, de comprobar por qué, de ver cómo, de honrar a quien lo merece, de amar a quien nos ama, de permanecer por alguien, de estar a su lado, de sufrir de amor, de cariño, pero un sufrimiento de lealtad, de madurez, de entender las respuestas para las preguntas que nos hemos ido haciendo durante la vida, de no esperar nada de nadie y de esperar al tiempo, ese gran amigo cuando uno está en posesión de la razón y ha de esperar para tenerla.

¿Qué se puede esperar de los desleales? Claramente uno no tiene que hacer las cosas esperando el reconocimiento de los demás, sería actuar, sería como decir "mirad lo que he hecho", ¿para qué? ¿para que la gente vea qué bueno eres? Cuando actuamos de alguna manera para obtener ese reconocimiento, malo, y malo porque aparece realmente una falsedad propia de seres fríos e insensibles, seres cuyo único sentimiento es de aparentar, aparentar todo tipo de propiedades y sensaciones carentes en ese ser: tristeza, lágrimas, vacío, ...
Cuentan con el propio consentimiento de su conciencia, una conciencia falta de principios para llegar a tener obligaciones que permitan a una persona obrar en consonancia a los acontecimientos. Esas obligaciones morales que cualquier persona puede parecer tener, desaparecen en el momento de tener que mostrarlas, ese momento en el que todo es secundario y que posiblemente la obligación te haga sentirte imprescindible para ciertas cosas, sin que haya quizás un después. para los aparentemente bondadosos no emana esos sentimientos de obligación moral, de amistad, de solidaridad o, simplemente, de personalidad.


A nadie, absolutamente a nadie le gusta vivir determinadas situaciones pero lamentablemente hay que vivirlas, nos guste o no. La empatía, ese sentimiento tan escaso en la sociedad, no hace el intento de aparecer ni cuando una conciencia, ni cuando una persona duda de su aparición o no. La empatía murió con la conciencia de esas personas, de esos seres fingidos y desprovistos de todo menos de cuerpo.

En determinadas situaciones no caben excusas, no valen descuidos incoherentes, sólo cabe la lealtad, la empatía y la convicción de que cada uno de los habitantes de este planeta pasará por situaciones exactamente iguales a las que pasó esa persona que viste y por la que no te preocupaste, más aún siendo tu amigo, más aún siendo tu hermano.

Cuando mueras, algunos llorarán tu muerte, los que te quieren realmente, otros, a lo sumo, te enviarán una corona en la que diga "nunca te olvidaremos" cuando durante tu vida ni se acordaron de llamarte ...

Comentarios

Entradas populares