Los desechos emocionales
Cuando hablamos de basura siempre pensamos en bolsas llenas de suciedad, de desechos, en contenedores que se depositan estas bolsas, en residuos de todo tipo que nos hacen encoger la nariz debido a su mal olor. Pero la basura es tan cotidiana que todos los días la usamos, hay quien desecha por costumbre y hay quien acostumbra a buscar entre esa basura algo que le sirva para sobrevivir. Despreciamos todo aquello que consideramos basura, desechando hasta la ropa "pasada de moda" creando ese ciclo impuro lleno de sobras dentro de un mundo escaso de necesidades.
Pero ... ¿y la basura emocional? Estos desechos no son tan fáciles de tirar. Y eso que también huelen mal.
Tenemos desechos que nos gustaría tirar y que por una causa u otra no lo hacemos. tenemos una especie de síndrome de diógenes con nuestra basura emocional, esa que no nos deja vivir en paz y que nos empeñamos en mantener aunque nos haga sufrir.
Y evidentemente, al igual que vamos todas las noches camino de los contenedores de basura a depositar la que hemos generado durante el día, hemos de pararnos y pensar en qué hemos de desechar de nuestro cuerpo y sobre todo de nuestra mente. Hay que reflexionar un poquito y tomar decisiones.
Porque reflexionar se antoja difícil en el ser humano que cree no equivocarse nunca. Normalmente vemos los fallos de los demás, pero nunca los nuestros. Así nos vamos envenenando poco a poco hasta el punto de dejar de creer en la bondad y en la humildad de la gente.
¿Quitamos la basura de nuestro cerebro o tiramos nuestro cerebro a la basura?
No se trata de inteligencia, no se trata de copiar, no se trata de darle la razón a nadie. Se trata de reflexionar para entender que todo tiene un por qué y que no ese todo va en nuestra contra. Hay quien dice cosas que creemos que nos ofenden pero que realmente demuestra quien es la persona que lo dice, o como es. No se trata de nosotros, se trata de esa persona.
Si nuestros sentimientos van encaminados al conformismo, el egoísmo o la envidia, evidentemente mal vamos. Hay que entenderlo absolutamente todo, hasta las cosas o situaciones que no tienen explicación.
No es tan complicado, simplemente es intentar ser mejores personas y no intoxicarnos con las basuras emocionales, saber quien es o quien puede ser cada persona y, a partir de ahí, darle a todo un entendimiento..
Porque reflexionar se antoja difícil en el ser humano que cree no equivocarse nunca. Normalmente vemos los fallos de los demás, pero nunca los nuestros. Así nos vamos envenenando poco a poco hasta el punto de dejar de creer en la bondad y en la humildad de la gente.
¿Quitamos la basura de nuestro cerebro o tiramos nuestro cerebro a la basura?
No se trata de inteligencia, no se trata de copiar, no se trata de darle la razón a nadie. Se trata de reflexionar para entender que todo tiene un por qué y que no ese todo va en nuestra contra. Hay quien dice cosas que creemos que nos ofenden pero que realmente demuestra quien es la persona que lo dice, o como es. No se trata de nosotros, se trata de esa persona.
Si nuestros sentimientos van encaminados al conformismo, el egoísmo o la envidia, evidentemente mal vamos. Hay que entenderlo absolutamente todo, hasta las cosas o situaciones que no tienen explicación.
No es tan complicado, simplemente es intentar ser mejores personas y no intoxicarnos con las basuras emocionales, saber quien es o quien puede ser cada persona y, a partir de ahí, darle a todo un entendimiento..
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