Un ejemplo ... ¿a seguir?

La maldad convive con la bondad en los mismos términos en los que dar ejemplo de lo que se debe hacer es inversamente proporcional a lo que realmente haces. Nada es lo que parece, casi nadie es quien dice ser.
Aconsejamos vanamente desde un punto de vista egoísta y envidioso, aconsejamos diciendo "yo lo que haría", hablamos siempre en condicional porque posiblemente nunca lo hagamos. Y si lo hacemos diremos "¿lo ves?" si nos salió bien, si no, callaremos.
En muchos casos fastidiamos a una persona acribillándola con comentarios inoportunos cuando esa persona quizás se equivocó en una decisión, una decisión que tomó y no le fue fácil, pero la tomó. Cuando intentamos herir la sensibilidad de esa persona con nuestras interpretaciones nunca pensamos en ella, simplemente, sabiendo que se equivocó, le decimos cómo no había que hacerlo o decirlo, que es como lo hubiéramos hecho nosotros. Aprovechamos esa ocasión que quizás nunca volvamos a tener para hostigar a esa persona que reconoció su error y que aprendió por ello. Nosotros, mientras tanto, estaremos ahí para recordárselo.

Y no nos creamos mejores que esas personas que fallan, no nos creamos capaces de rectificar la conducta de los demás, no nos creamos seres superiores sin demostrar hechos, no nos creamos líderes de la palabrería porque no nos llevará a ningún sitio, sólo a ser aislados y odiados.

Si lo que queremos es enseñar a alguien cuál es el camino debemos acercarle a él, nunca embarrar ese camino.

(pulitzercenter.org)

Y, por supuesto, respetar las decisiones que cada persona haya tomado en cualquier momento de su vida, porque solo esa persona sabe si se equivocó y, en consecuencia, rectificar, o no, porque ya digo que cada uno debe ser libre de forma individual para serlo después colectivamente.
Cada persona sabe cuando actúa a favor de los demás y cuando en beneficio propio. Cuando actuamos atendiendo a aquellos que entendemos necesitan una ayuda (incluso sin pedirla) lo hacemos porque percibimos la sensación de que hemos de actuar ayudando, sin interés, sólo por el simple hecho de sentirnos bien haciendo algo que aunque nos cueste trabajo sentiremos que la otra persona nos sonríe al menos. Ese será nuestro beneficio, su sonrisa.
Para llegar a este punto, el de ayudar sin interés, previamente tenemos que sentirnos realizadas, dándole importancia a lo que la tiene, dando ese paso que hay que dar o huyendo cuando haya que huir. 

¿Servir de ejemplo? Cuando hagamos las cosas bien, sin presumir, la gente puede fijarse en eso que hicimos bien. Pero seamos sensatos, hacemos mas cosas mal que bien, por lo tanto no creamos que podemos ser un ejemplo a seguir constantemente. Así que fijémonos en las conductas a seguir, en los ejemplos de sensibilidad y sensatez, de coherencia y de humildad. Fijémonos en los anonimatos porque su beneficio no estará en mostrar sus éxitos sino en todo lo contrario. Copiemos a aquella persona que hizo aquello que mejoró y alivió la vida de otras. Singularicemos la pluralidad porque no todas las personas son capaces de dar un paso adelante. 

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