Oír siempre lo mismo
Y estar cansado de ello.
Dentro de la evolución lógica que se nos presupone a los seres humanos, que por cierto, ha de ser constante casi hasta el último día de nuestra existencia, hemos de ir oyendo comentarios que cuando se escuchan repetidamente crean en los que evolucionamos un sonido estridente que hace que nos planteemos si esa evolución personal es real o no.
Personas que se anclan en una edad creyendo que ya lo tienen todo hecho en su vida, que ya no le vendrán contratiempos y que por lo tanto emiten unos sonidos aferrados a unos tiempos pasados, comentarios que pueden ser sobre política, sobre las personas, sobre la economía o sobre el tiempo que hace que no comentan cosas, todos ellos comentarios arcaicos y ¿para qué?
Solo aprendieron cuando su vida era algo inquieta, cuando eran obreros de proyectos por descubrir o hacer, eran algo parecido a aprendices expertos en nada y, por desgracia para esas personas, nunca profundizaron en algo que les haya servido.
Estos peones cuyo único movimiento en ser movidos, sostienen la simplicidad que al mismo tiempo impide la creación, la creación de conversaciones provechosas, la creación de espacios beneficiosos, de amistades sinceras y leales, de temores infundados.
Cansado de oír voces que siempre sospechan, que espantan a la inteligencia de manera alarmante, que no prueban los sinsabores de la vida, que amanecen cada día para conformarse porque salga agua del grifo, creyéndose capaces de apartar un plato porque no les guste la comida.
Y no, la vida no es así, la vida no quiere absurdas actitudes para adaptarse a una situación con excesiva facilidad.
Cansado de esos sonidos que buscan descargar de culpa o responsabilidad precisamente por no querer implicarte en la resolución de un problema, que no siendo tuyo puede requerir de tu intervención, pero ... ¿para qué? si el problema no es tuyo ...
Sabes, nunca recordarán un comentario de quien nunca dijo nada, aunque hablaba todos los días, a todas horas, pero nunca dijo nada.
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