Por qué pasan las cosas
Si fuésemos coherentes, si analizásemos todo lo que nos pasa, si reflexionásemos y fuésemos críticos con nosotros mismos, nos daríamos cuenta de que todo sucede por algo, por algo que hacemos bien o por algo que hacemos mal.
Podemos culpar o atribuir al destino todo aquello que nos sucede, creyendo que hay una fuerza desconocida que actúa sobre las personas y que no podemos evitar ni cambiar, acostumbrándonos de manera insensata al azar que nos brinda la vida.
Y ¿qué es el destino? Pues probablemente lo que tú quieras que sea. Esa fuerzas que crees desconocida es muy posible que sea aquello que quieras conseguir, el camino por donde quieras ir, sabiendo qué puede darte y qué no te dará. Si quieres creer que el destino no se puede cambiar, vive con ello, si por el contrario piensas que el destino dependerá de tus actos, vive y disfruta del camino.
Habrás oído decir muchas veces a alguien aquello de "qué suerte tiene", incluso lo habrás dicho tú mismo, pero si analizas a cada persona, cada situación, cada porqué, nada habrá sido dejado a la suerte, nada habrá sido porque sí, todo pasa por algo.
Pero claro, somos o de un lado o de otro, es decir, o somos de atribuir al azar tanto lo bueno o lo malo que le pueda ocurrir a una persona o creer en el trabajo, la personalidad o la constancia de cada persona para entender sus logros o fracasos.
Hay que entenderlo todo, tanto lo bueno que te suceda como lo malo. Quizás pensemos que siempre hacemos bien las cosas y por lo tanto el karma ha de portarse bien con nosotros, quizás creamos que no nos merecemos lo "malo" que otros pueden merecer, quizás estimemos que hacemos bien las cosas.
Vivir dignamente no significa estar libre de equívocos, no significa observar desde la distancia la vida de los demás y no ver nuestros propios fallos, vivir de una manera sensata significa no creernos únicamente merecedores de lo bueno pero sí trabajar por ello.
Debes saber por dónde ir, cómo hacer las cosas o dónde estar, según lo que hagas te pasarán las cosas de una manera u otra. Quizás nada sea casualidad, esperaste o perseguiste, nada surgió por ese azar en el que creíste o no.
Esperar sin hacer nada a que pasen las cosas es aguardar a ser aniquilado por un destino en el que nunca creíste, porque nunca diste ese paso para volver de tu lado tu aceptada mala fortuna, porque nunca quisiste ver la verdad y el problema, porque te rendiste al mismo tiempo que empezaste a andar.
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