En el lado bueno

Vivimos sin pensar demasiado porque eso de "pensar" puede complicarnos la vida, así que ... a vivir sin pensar en prácticamente nada.

Hemos decidido dejar que los demás piensen y decidan por nosotros, por lo que únicamente nos limitaremos a opinar, pero claro, sin tener ni idea realmente sobre lo que estamos opinando. Y opinaremos dependiendo de lo que nuestro adalid diga, y claro, si nos dice que nuestro lado es el lado bueno, pues ya está, para qué darle más vueltas.

Por eso siempre creemos estar en el lado bueno, sí, las personas somos así, la culpa es de los demás, rara vez un individuo admite una culpa, rara vez reconoce que erró, rara vez se somete a un juicio voluntariamente. ¿O es que cuando peleaste con alguien por algo fue culpa tuya? En una disputa en la que un amigo, un familiar o un hijo tuyo está involucrado ... ¿quién tiene la culpa? El otro ¿no? Claro. 

Y lo dicho, no te compliques la vida en pensar más allá, en dudar de que si la culpa está en tu lado, en el de tu amigo, familiar o hijo, intenta no defender lo que a veces puede ser indefendible.

Ahora nos vamos a una guerra. ¿A que el lado bueno es el tuyo? Los malos siempre son los "otros". Pero ... y los "otros" ¿qué piensan? Efectivamente, que los malos somos nosotros. Pues al menos deberíamos plantearnos ciertas cosas acerca de las culpas, de las guerras, de las relaciones.



Deberíamos estar obligados al menos a dudar de si realmente estamos en el lado correcto o no, qué hemos hecho para estar en lo cierto y qué han hecho los demás para no estarlo.Este ego tan alarmantemente preocupante sólo nos lleva a equivocarnos de manera reiterada y no darnos cuenta de ello.

Parecer ser correcto (o incluso serlo) no nos garantiza la corrección, no nos da ese plus de certeza en nuestros actos, sólo parecemos estar en lo cierto porque nos lo creemos, con nuestra forma de vestir, con nuestra forma de hablar, con nuestra forma de creer o con nuestra forma de entender.

La vida es mucho más complicada de lo que queremos ver, la culpa no puede ser siempre de los demás, también cometemos errores y hay que reconocerlos. Todo es mucho más fácil de cómo lo hacemos.

Al menos escucha, luego razona.

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