Para lo bueno y para lo malo

No seré yo precisamente quien levante la voz para hacer propaganda de una sociedad más trabajadora en cuanto a número de horas o de jornadas laborales se refiere, pero eso sí, deberíamos de empezar a renombrar, cuando menos, las fiestas nacionales.

¿Por qué? Vivimos en una sociedad cada vez más atea por la corriente envidiosa y egoísta de quienes la componemos.
Los que creen creer en algún dios son, cuando menos, ilusos carentes de personalidad real. Van a misa por una obligación impuesta por ese dios que nunca aparece ni cuando le necesitan.
Los que no creen en dios se benefician, puesto que vivimos en una sociedad católica, del poder de la iglesia en todos los ámbitos de esta.

Si de días festivos hablamos, está claro que la iglesia manda y mucho: de nueve festivos nacionales siete son católicos ... y ninguno de los ateos renegamos de esas fiestas. España es así, soy ateo pero si he de celebrar la epifanía del señor soy el primero en hacerlo ... por no hablar de celebrar la "inmaculada concepción".

En estos días que celebramos la semana santa aparecen más devotos en las calles de cualquier ciudad que celebre mínimamente esta fiesta católica en apariencia que islamistas en guerra santa.
No sé que pensar. Somos o no somos ateos. Queremos ser ateos por ser diferentes para luego ser enterrados en cualquier cementerio católico, previa misa, católica por supuesto, que diga lo buenos que fuímos sólo por el simple hecho de que nos manden al "cielo", ese cielo supongo que azul, lleno de bondad y felicidad divina, en donde, támbién supongo, conoceremos al dios que nunca vimos en vida ... y a san Pedro al entrar ... una vez salgamos de ese ataud con una cruz dorada, con destino a ... ninguna parte.

Pues sí, vivimos en una sociedad católica, falsamente amada por todos y realmente odiada por todos. Vivimos beneficiándonos de los logros de otros, vivimos animando a levantar la voz a aquellos obreros sociales. Vivimos cristianamente sin haber conocido a Cristo, sólo lo que nos contaron de él ...
Mis dudas aparecen siempre pero, mientras tanto, me quedan días festivos, impuestos por la iglesia que, con mucho gusto, disfrutaré.

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