Escuchar a la vida

Solemos creer que nuestras decisiones son las correctas. Nos atrevemos incluso a dar consejos acerca de qué tienen que hacer algunas personas. Vemos y criticamos. Todo parece controlado y cuando perdemos el control ... ¿qué hacemos?
Si no somos de pedir consejos y más bien somos de darlos, hemos de escuchar a la vida, llámese lógica, llámese reflexión, pero hemos de aprender que no siempre hacemos bien las cosas por mucho interés que pongamos siempre y, cuando esto sucede, saber rectificar. El no hacer las cosas bien no significa hacerlas mal, ni mucho menos, pero hemos de entender que a veces no actuamos correctamente.

¿Por qué hacemos cosas mal? Hemos de ser humildes y comprender que por muy bien que intentemos hacer las cosas no estamos libres de fallos, que por muy dispuestos que estemos a estar ahí y dar un paso adelante no siempre sale bien y que nunca podremos controlar los factores externos.
Cuando no hacemos las cosas bien y tenemos humildad suficiente para darnos cuenta de ello, debemos escuchar a la vida. La vida es esa "persona" que nos habla objetivamente sobre nuestro fallo, la vida es recordar esa experiencia que tuvimos y que nunca debemos olvidar, la vida es entender que las personas no pueden ser como nosotros queremos que sean y reconocer que hay vida más allá de nosotros, que aunque controlemos nuestro pequeño mundo, la vida nos enseña que no todo es nuestro mundo, que las vidas de los demás están presentes en la nuestra.
No se trata ni de hacer siempre lo que nosotros queramos ni de hacer lo que otros nos digan. Se trata de tener la experiencia suficiente para poder tomar siempre las decisiones correctas, aunque cuesten.


Ni podemos pensar que el acierto siempre es nuestro ni que los errores son siempre de los demás. Posiblemente, cuando las cosas se tuercen en nuestra contra nos muestra que algo estamos haciendo mal, la vida nos lo está enseñando, ahora bien, que le hagamos caso es otra cuestión.

Quizás, todo dependa de nuestra forma de ser, de nuestra disposición para mejorar, de aplicar el sentido común. Cuando, conforme a nuestras experiencias, la vida nos ha ido bien, ¿por qué vamos a cambiar? Si por el contrario durante nuestra vida han habido momentos en los que no nos ha ido bien tenemos dos opciones, aprender de ello e intentarlo de nuevo como personas valientes y sensatas o no volver a hacerlo, cuestión esta última de cobardes, así, si no lo volvemos a hacer, no fallaremos más.

Y en gran parte, la vida se centra en el dinero ... ¿por qué estudiamos? ¿quién nos enseña sobre la vida?
Hay muchísimos casos que conocemos a personas que tienen un currículum intachable en lo que a formación y experiencia laboral se refiere y, luego, no son capaces de poner una lavadora, educar a un hijo, limpiar un cuarto de baño o mantener una conversación más allá de de la crisis económica (que no de la humanitaria). En definitiva, dar ese paso cuando la vida te llama.

La más bella sinfonía que puedas escuchar en tu vida es esa que viene de la sabiduría, de la experiencia, esa que viene del saber escuchar, a todos y a ninguno. Esa sinfonía captada por la esencia del oído, del saber escuchar, de escuchar a la vida.

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