Llenar los vacíos

A menudo nos damos cuenta que nuestra vida carece de determinadas necesidades que deberían estar cubiertas y no hacemos nada para colmarlas. Queremos llegar a ser algún día aquello que siempre soñamos ser pero no ponemos empeño en ello y la vida se va mientras nosotros seguimos sin hacer nada.
Efectivamente soñar no cuesta, pero hacer que tu sueños se cumplan, sí. Y no hay hadas, magos ni dioses que harán que tus deseos se hagan realidad así que, sólo si quieres, empieza a buscar la felicidad que no tienes y no culpes a nadie de no tenerla, porque la culpa, si la hay, es tuya.

Siempre he dicho que nos conformamos con no ser de los peores, queriendo entender que si hay gente peor que nosotros nuestra vida no está tan mal. Pero lo malo no es eso, lo malo es que sabiendo que hay gente que nos mejora, no queremos ser como ellos. Nuestro conformismo atrae el fin de nuestra vida, y ahí empezamos a perder vida.
Porque mejorar cuesta, porque resignarte a que eres así y los que te mejoran son estúpidos es asumir los errores y no corregirlos, a saber que tienes muchos vacíos en tu vida y no llenarlos, a no entenderte, a perderte.
Nunca tus culpas fueron las culpas de los demás, si no fuiste es porque no quisiste y no porque no fuera esa persona que te guía, si no estuviste, lo mismo. Perdiste la personalidad y con ella llegó la resignación a ser lo que nunca quisiste ser, a ser inútil, a ir muriendo lentamente.


Saber que nuestra vida está llena de carencias y resignarse a ello hace que la felicidad cada vez esté más lejos, acostumbrándote a disfrutar de esos minutos que la vida te regala cuando en realidad podrías estar disfrutando del día completo, pero te conformaste, dejaste vacías las lagunas de tu ser, dejaste marchitar la sonrisa eterna, dejaste ir lo que quizás no vuelva. Ese sentimiento de no ser feliz, quizás tampoco triste, pero no lleno de vida.

Pero claro, también hemos de entender que nunca es tarde, porque todo depende de nosotros. Podemos ir en contra de la inercia que quisimos tener y luchar para llenar esos enormes vacíos que afean nuestra esencia.
Nuestros vacíos son aquello que nos gustaría tener y no tenemos, eso que anhelamos y no poseemos. Y sabemos qué y cómo son. Sabemos si nuestro vacío es por nuestra pareja, por nuestros "amigos", por nuestra "familia", por nuestro trabajo, por nuestra forma de hacer, por dejarnos llevar (mal), por no ir cuando queremos ir, por no estar, por echar la culpa a los demás, ..., en definitiva, nuestros vacíos son por nosotros mismos, porque todo depende de nosotros. Si no queremos como nos va con todo lo anterior, ¿por qué seguir alimentándolo?

Y sí, todos moriremos, por si dejas para más adelante el mejorar tu calidad de vida, el buscar tu felicidad, el cambiar tu errado rumbo. Y ¿qué quieres que ponga en tu lápida? ¿Tu pareja, hijos y amigos no te olvidan? ¿En serio? Vive y pon algo así como "disfrutó y fue feliz".



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