El desafío de la adolescencia

No puedo ni pensar más allá de los años 80 ni hablar de cómo fue la adolescencia franquista pero cada edad adolescente tiene una manera de ser, de estar y de querer.
Pasada la época de la dictadura en España entraban los años 80 con millones de jóvenes que tenían no sólo un futuro prometedor e incierto por delante, si no que también tenían ganas de aprender, ganas de ser y ganas de estar. Estos jóvenes adolescentes querían, lo querían todo y casi sin límites.

Independientemente de la corriente cultural a la que muchos se unían también era la edad de querer ser otra cosa que no fuera rockero o popero. Los jóvenes querían estudiar, querían saber, querían llegar y lo querían todo en el período de tiempo más corto posible, se vivía con intensidad, no se quería depender de los padres y eso agudizaba el querer ser "algo" para independizarte en unas condiciones positivas.

Posiblemente estas inquietudes adolescentes sólo duraron de forma precisa esos años 80 y los dos o tres primeros años de la década de los 90. Pasamos de la heroína a la cocaína y a las drogas de diseño pasando por el levante español y las nuevas generaciones adolescentes empiezan a degradarse día tras día. Ya no se quiere crear tanto, ya no se quiere estudiar en exceso, ya no se quiere ...


Y como quien no quiere la cosa llegamos a estos momentos en los que la adolescencia no quiere nada, no quiere estudiar, no quiere trabajar, no quiere crear, no quiere ser o estar, no quiere querer.
Culturalmente andan más que escasos en un saber general, posiblemente sepan quién descubrió América allá por el año mil y pico, pensarán que en España hay dos partidos políticos, el que manda y el otro, que no trabajarán por menos de 1.500 euros al mes, que mis padres siempre estarán ahí para darme lo que me haga falta, que o me compro un BMW o no me compro nada, que la vida es fácil y sencilla y no tendré problemas y no me mires con esa cara que te vas a enterar.

El mayor desafío que tiene actualmente la sociedad adolescente es precisamente eso, el desafío constante hacia los demás con esa mirada, tan descarada como desafiante.

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