Dinero, trabajo y amor

Vivimos momentos en los que las faltas de respeto y de educación son constantes. Criticamos todo aquello que esté bien o que esté mal, da igual. Huimos de las responsabilidades y siempre vemos los defectos de los demás, nunca los nuestros. Nuestros valores, si alguna vez existieron, dejan de tener sentido porque no todo es valorable. ¿La vida? Cada uno la vive como quiere, unos aciertan y otros no. ¿El sentido común? Dejó de serlo, ahora muy pocas personas lo tienen.

Y para vivir, y por lo general, valoramos principalmente el dinero y el trabajo. Nos creemos felices por la tenencia de una o ambas cosas, dejando a una lado la verdadera esencia de la vida que nos es otra que disfrutar humildemente de los placeres diarios que la misma nos ofrece. No pensando en más allá de mañana o pasado mañana y tampoco dejar de pensar en la posibilidad de vivir noventa años.
Comer, vestir, dormir o ducharse son algunos de esos placeres. Para la obtención de los mismos no es obligatorio tener dinero ni trabajo. Dejamos de valorar la esencia de nuestra vida en el mismo momento en el que se nos ofreció la posibilidad de valorar por encima de ellas dinero o trabajo. No hablo de vivir en la calle, no hablo de tirar el dinero. Hablo de valorar la naturaleza de la vida, hablo de no dar importancia a aquello que no la tiene, hablo de querer, simplemente, ser feliz, sin más.
Cuando digo querer me refiero a la actitud, a esa manifiesta disposición del ánimo para vivir de la manera más coherente que hay, siendo feliz, sin molestar a nadie, defendiendo tu vida para ti entendiendo que no todo es materialismo.
Quien aprecia por encima de todo el dinero gana codicia y pierde vida. En el momento que le damos más importancia a ese bien material empezamos a dejar ir los placeres fundamentales de la existencia de cualquier ser humano. La felicidad no se compra, la felicidad se busca y se consigue. Y está al alcance de todos.
Quien ve en el trabajo una forma de vida y un motivo para presumir, gana dinero y renuncia a la vida.


Quien ama, gana vida y quizás pierda todo lo demás, pero le da igual. Valora principalmente otros atractivos que la vida nos ofrece y que, estando al alcance de todos, no todo el mundo los aprecia.
El amor es disfrutar de alguien o de algo. No me refiero sólo al amor como al conjunto de sentimientos que une a dos personas, no, me refiero a cualquier cosita que nos haga sentir y disfrutar. Desde cambiar pañales hasta enterrar a tu padre son momentos en los que hay que entender qué es el amor, sabiendo que la vida no sólo nos va a dar ratitos buenos y que va a haber muchos momentos en los que con amor todo se lleva mejor.

Hay quien dice amar, hay quien incluso cree que ama. Quien realmente no lo siente, ni ama ni cree.

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