El fiel reflejo del país

Parece ser que hoy hemos sido testigos del posiblemente último capítulo de otra macabra obra de un ser humano y  no es otra que el secuestro y asesinato de los niños de Córdoba, Ruth y José.
Hemos seguido todos los acontecimientos de este caso desde su inicio, aquel día en el que se denunciaba la desaparición de dos niños en Córdoba cuando jugaban con su padre en un parque de esa ciudad. Automáticamente, todos los padres de Córdoba y alrededores con hijos en edad de ir al parque renunciaban a acudir a ese parque porque pensaban que alguien se podría llevar a sus hijos. Pensamiento propio y genético de la sociedad española, miedosa y alarmista cuando se supone que algo a sucedido y nada ni nadie ha demostrado que realmente haya sido así.


El siguiente capítulo fue encontrar en la finca familiar de Bretón una hoguera con restos óseos que tras una, supongo, minuciosa analítica forense resultan ser de animales pequeños. Otra chapuza más de nuestros cuerpos policiales incapaces de acertar a la primera en un proceso medianamente complejo como es este, el de Marta del Castillo o el de la niña Mari Luz de Huelva.
Podríamos acusar a los policías andaluces pero en todos estos casos han acudido a "ayudar" personal policial y científico provenientes de otras ciudades españolas.

El proceso ha durado casi once meses, once interminables meses para los familiares de los niños y me atrevería a decir que incluso para el padre, esperando pacientemente a que los "lelos" policiales llegasen a descubrir la verdad y aceptar su pena como autor de los hechos.
Sólo un juez empecinado en que los niños no salieron de la finca familiar ha sido la única persona en esperar a que algo arrojase luz a todo esto ante su impotencia de demostrar lo que él ya sabía.


Bretón y lo indefendible

En fin, espero que ahora todo quede resuelto, que la familia descanse de este terrorífico e interminable año y que nos demos cuenta en España de la capacidad de las personas que formamos este país, animando a enfermos asesinos a limpiar de pruebas sus asesinatos para parecer impune a las penas, a ver como nuestra incapaz policía se equivoca una vez tras otra, a abogados defendiendo lo indefendible y a todo el mundo mirando a ver qué pasa y si esto se resolvería alguna vez.

Esto es España, lo que pase en otro lado me da igual, y España la hacemos los españoles.

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