El regalo de la vida

Nos preguntamos por qué hemos nacido, por qué nosotros, por qué yo.
A mi me tocó ser hijo de mis padres, con sus ventajas e inconvenientes, como todo en la vida pero llega un momento en el que todo es secundario, en el que tu amor por una persona está por encima de cualquier materialismo o banalidad mental.

Te toca vivir una experiencia que nadie quiere vivir, alejado de todo y centrado exclusivamente en una persona, en los últimos momentos de la vida de esa persona. Momentos llenos de recuerdos, de sentimientos, unos momentos arropados por tu familia y rodeando a esa persona que creías inmortal y que nunca volverás a ver con vida pero eso sí, la estaré viendo todos los días de mi vida, lo veré en su sillón, lo veré en el banquillo del bar, lo veré diciendo algún chiste y levantando su labio, lo veré contando las anécdotas de su vida, desde su niñez hasta sus últimos días. Lo veré siempre.

Esos momentos me han servido para sentirme orgulloso de mi familia y hacerle sentir orgulloso a él, hemos actuado de la mejor manera posible, esposa, hijos e hijos políticos hemos estado junto a él, dándole aliento para que se fuera tranquilo, para que se fuera con todo el amor de su familia unida, dejándole claro que nuestro amor hacia él estaba por encima de todo.

Nos has enseñado muchas cosas, muchas, sabemos que nos has querido, has sido tú y por eso nos quedaremos con esos recuerdos de ti siendo tú, con tus frases típicas tuyas, con tu forma de ser, con tu forma de hacer las cosas, a lo grande.
Tus últimos momentos, como tu eras, han estado llenos de fuerza, una fuerza que te hizo superar el peor momento de tu vida para darle tiempo a toda tu familia para que se reuniera, yo sé que pensaste "no me he despedido de todos" y luchaste para hacerlo. Lo hiciste y sé que ya te irías tranquilo.

Desde que te fuiste empezamos a pensar por ti, "papá lo haría así" y así seguirá siendo porque tuviste tu personalidad siempre y dejó huella.

Él me dio de la vida y me guió y ahora me ha dejado sólo en el camino, como él decía ahora tengo que ser el hombre de la casa. Intentaré hacer mi papel lo mejor posible, ya digo que me has enseñado mucho directa o indirectamente y aquí estaré haciendo lo que tú harías. 

En fín papá, espero que te sientas orgulloso de nosotros, no sé qué más decirte, sólo que te queremos mucho y que nuestro amor no se acabará nunca. Ya descansas con tu padre, estás junto a él y espero que ahora le cuentes a él de nosotros lo mismo que nos contabas de él.

Adiós Chaval, descansa tranquilo.

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