Esta vida no es para mí

Yo quiero vivir ... con amor.

Sólo con amor, alejado de los vicios de la gente, y cuando de vicios no me refiero a vicios materiales, drogas o alcohol por ejemplo, no, me refiero a vicios personales, avaricia, egoísmo, envidia, ...

No me puedo acostumbrar a vivir con gente que poseen estas cualidades alarmantemente. La gente no tiene sensibilidad, la gente no tiene conciencia, la gente no tiene personalidad, la gente tiene el don de no ser gente, son un conjunto de personas inaguantables, presumen de lo que no son, se quejan por nada, van donde les lleve la corriente y actúan para llevarse el "oscar" a la mejor interpretación.
Hay quien dice que me acostumbre a vivir así, entre las personas que componen a la gente, pero no puedo hacerlo, prefiero ignorar y no hablar, incluso a asentir con movimientos de cabeza pareciendo estar de acuerdo pero diciendo en el fondo y hacia adentro "... otra insensatez más ..." porque la gente no merece quizás mi comentario.

La gente, por no luchar, se acostumbra a vivir entre inertes con vida y pensamientos vacíos.

Si fuéramos coherentes veríamos como no sabemos vivir las situaciones más vitales de cualquier vida: acompañar entendiendo ser buenos compañeros, ayudar queriendo realmente ayudar, convivir pensando en ti el último, querer siendo querido, correr comprobando que los tuyos van delante,

Cuando la vida te dice "ve" has de ir, has de correr, has de volar hacia esa situación que requiere de ti, que te llama porque te sientes llamado independientemente de si esa situación te es favorable o no. No se trata de ti, se trata de lo que puedes hacer por los demás.

Uno, rodeado de toda esta gente, se siente como la inocencia sigue esperando la llegada de otro tipo de gente, una gente sensible, capaces de hacerte feliz, de convivir turnándose a la hora de motivar y buscar momentos felices, de emprender aunque sea tarde, de tener la capacidad de amar por encima de todo, de anhelar una vida feliz y buscarla incesantemente ...


Seguramente no podemos opinar de los demás sin conocerlos, no podemos pensar por ellos, no podemos actuar anticipándonos a sus "posibles" actos, no podemos vivir por los demás. Evidentemente tenemos que vivir por nosotros y por los que nos necesitan. Todo lo demás no cuenta, no merece ser llamado vida.

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