Responsabilidad, orgullo y capacidad

Rara vez el ser humano decide plantarse ante ciertas cosas que por un lado le hieren pero que por otro tiene la necesidad de vivir con ellas. Esa necesidad no es obligada, es más bien una dependencia física o psíquica ante una cobardía o una falta voluntad. En una balanza donde colocar ambas cosas siempre pesaría más la dependencia hacia lo banal e incoherente que la responsabilidad de actuar coherentemente ante las injusticias de la sociedad.

Una persona, por muy capaz que sea, nunca saldrá indemne de un atentado hacia su persona, más aún cuando ese ataque proceda de alguien con quien comparte o ha compartido algo, ya sea una relación de sangre o cariño.

Todos poseemos esa capacidad de darnos cuenta en algún momento de que podemos estar sufriendo una ofensa contra nuestra persona, contra nuestros principios, contra nuestra dignidad. Posiblemente nadie es más digno que nadie, cada uno tiene su orgullo que cree por encima del de los demás, pero realmente uno sabe con sensatez cuando está en posesión de una verdad objetiva, propia de seres objetivos y veraces, que andan por el mundo sembrando la paz y la sensibilidad y que nunca siembran odio y rencor para recoger malos rollos.
Cuando te hablan mal de una persona que conoces has de recapacitar y comprobar la relación que tú tienes con esa persona, no porque te hablen mal tienes que pensar mal de ella, no, al contrario, si tu relación fue buena con ella siempre has de defenderla, has de hacer valer los valores que tiene esa persona y que no se puede defender porque no está delante.

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Cuando una persona actúa con responsabilidad en todos los ámbitos de su vida no puede tolerar que alguien lo analice sin conocimiento y lo culpe de algo que no ha hecho. Ese alguien, incoherente y egocéntrico, busca el mal sentir del mundo para así sentirse bien. ¿Por qué? Bueno, no todo el mundo puede ser como nosotros queremos que sea. Hay personas que siendo de tu familia actúan y se mueven como a ti no te gusta pero no puedes evitarlo. Tú, que quieres vivir con sensatez, sentido común, objetividad y coherencia, sueñas con que la gente sea así, más aún cuando son cercanos a ti, cuando son de tu familia. 

¿Quién juzga a unos y a otros? Supongo que ellos o nosotros mismos. Aunque la verdad sea única y objetiva, dos personas enfrentadas creerán estar en posesión de ella. cuando, evidentemente, los dos no pueden decir la verdad cuando la misma es objetiva. La verdad puede demostrarse ante alguien con capacidad y objetividad para ser juez de algo, no ante subjetivos testigos.

La maldad, esa gran enemiga de las personas que quieren alejarse de la crueldad y la falsedad siembra de minas antipersonas los caminos por donde la gente bondadosa quiere caminar.
El mundo ha de ser movido por gente competente, gente con sensibilidad, gente que quiera que la gente sea feliz, gente corriente, gente amable sin temor a serlo, gente con clase y con saber estar, gente que disfrute haciendo disfrutar, gente que confíe en la gente, gente capaz ...

Toda aquella persona que actúa por propio interés utiliza el orgullo como prepotencia y soberbia, no reconoce sus fallos, que como todo el mundo los tiene, utiliza la responsabilidad como un favor al prójimo y su carente capacidad para ser humilde y empática le llena de pobreza y miseria.

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