Darle sentido a la vida

Está claro, nuestra vida, sin la de al menos una persona, no tiene sentido.
Si lo analizamos, siempre hay alguien, alguien por quien hacer o por quien no hacer, alguien a quien seguir o alguien de quien huir, alguien que, por lo que sea, le dé sentido a nuestra vida.
Si resumiésemos la vida en tan sólo una persona, está claro que nos quedaríamos con alguien a quien amar, alguien con quien disfrutar, alguien que haga que no queramos que la vida acabe nunca. Pero eso se antoja cada día más difícil. Nos gusta la polémica, nos gusta dar o tener envidias, somos egocéntricos, tenemos facebook o le quitamos al whatsapp la hora de conexión. ¿Por qué? Por la gente, todo por la gente.

Pero ¿quiénes somos? ¿hacia dónde queremos ir? Dependiendo de cómo seamos, entenderemos la vida como un paseo, posiblemente largo, en el cual disfrutar de cada momento, de cada rincón, del frío, del calor, de la gente que nos vamos encontrando, entendiendo que no todo el mundo puede ser como nos gustaría que fuese, que la gente fuera feliz y que no hubiera maldad, por ejemplo.
Y, claro, para empezar hemos de hacerlo por nosotros mismos. ¿Qué nos gusta? Bueno, es complicado, porque el mundo hace difícil que disfrutemos de nuestros placeres cada día. Pero hay que intentarlo diariamente, hay que darle sentido a nuestra vida.


Dar sentido a nuestra vida es entender quiénes somos y quiénes son los demás. Los demás nos harán felices o no, aunque podemos "pasar" de todo el mundo como opción principal, pero no será la buena. Hay que valorar a quien se lo merece, hay que aplaudir a aquella persona que haciendo bien las cosas intenta conseguir sus propósitos, aunque puedan ir en nuestra contra.
No podemos dudar de que cada uno le da a su vida el sentido que quiere darle, nos guste o no. Quizás nosotros lo haríamos de otra manera pero es respetable la dirección que cada uno lleve. Evidentemente hay malas y buenas direcciones. Las malas están claras y ya no es tan respetable. Las buenas, por las que iríamos o no, son elegibles por cada persona de forma libre.
Porque cuando eliges la dirección de tu camino puede haber alguien que se moleste, puede haber alguien perjudicado, directa o indirectamente, y habrá dos opciones, pensar si estamos haciendo algo mal o saber que son los daños colaterales existentes en la vida. Y no por ello se va a cargar nuestra conciencia.

Elegir un camino y emprender la marcha. Habrá días soleados, nublados, borrascosos, tormentosos, ..., pues ni los buenos días ni los malos han de hacer que nos replanteemos nuestro viaje. Arriesga y gana, si no, no tiene sentido. 

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