La Gente

Porque la gente quiere, porque la gente dice, porque la gente hace, porque la gente va, porque la gente está, porque la gente es, porque la gente ... la falta de personalidad actual es tal que hacemos todo dependiendo de lo que haga la gente (o de lo que no hace, según nos convenga).
Constantemente nos hacemos preguntas del tipo ¿dónde vamos? ¿qué ropa nos ponemos? ¿qué decimos? Todo depende de la gente porque iremos a donde va la gente, nos pondremos lo que ahora se lleva y diremos lo que no moleste a la gente. Nuestra identidad se extinguió para que nuestro cuerpo se adaptase al medio, chaqueteros mediocres o traidores del estilo.
Y para dar excusas, ¿cuál es la mejor? exacto, la de "es que lo hace todo el mundo". Así nos va.

Esa típica pregunta de "¿qué te llevarías a una isla desierta?" tiene fácil respuesta: nada, porque no iría, porque no hay nadie a quien envidiar o que me envidie.
Justamente por eso estamos tan pendientes de la gente, porque envidiamos. Y envidiamos para ser envidiados, va íntimamente relacionado. En muchos casos, no hacemos algo porque nos guste, hacemos algo para dar envidia, un viaje, comprar un coche o ropa, ir a determinados restaurantes, ...
Envidiamos lo bueno y lo malo, envidiamos lo bonito y lo feo, envidiamos por envidiar, porque tenemos un vicio oculto alejado de la bondad y la coherencia. Queremos ser mejores, pero a costa de empeorar a los demás y nunca de que mejoremos nosotros. Y los empeoramos criticándolos negativamente.


¿Cuánta gente hay con facebook que no publica nada? Y os aseguro que lo ven a diario, para saber qué hace la gente, a dónde van. Lo único que hacen es compartir pérdidas de perros o chistes, pero, de su vida nada, las redes sociales las tienen para ver a la gente.
Lo que la gente consigue es demostrar nuestra falta de identidad, uniéndonos por diferentes causas a un bien común para, una vez olvidada nuestra individualidad, dar envidia a los que quieran tenerla.
Nunca llegaremos a disponer en esos grupos de gente educada, sensata y coherente, porque abandonamos nuestro carácter por el bien de la multitud, vendimos nuestra alma a la envidia por no ser capaz de hacerle frente y luchar contra ella, nunca nos gustó lo que fuimos, nunca fuimos lo que queríamos ser.
Y sin darnos cuenta estaremos mezclados con la gente, pero con la gente que es igual que nosotros, envidiosa y altiva, prepotente e injusta, gente que esperan que sus problemas sean resueltos por el azar, gente que contribuye a que la envidia perdure en el tiempo, simbolizando el vacío individual frente a una sociedad llena en parte de seres que mantienen el mundo vivo.

Lo peor es que sabemos qué hacemos bien y qué no, dónde podemos mejorar o cuándo debemos callar, pero no. Todo se actualiza porque tiene errores o porque puede mejorar, un móvil, una tablet, algo "smart", pero nosotros nunca nos planteamos esa actualización, dejando atrás los errores que cometimos para no volverlos a cometer, mejorando en todo aquello que sabemos que es mejorable, pero no, no queremos, entre otras causas porque la gente no lo hace. Cuando se "actualicen" los demás lo haré yo. Y así nos va.

Y eso no es vida.

"Aprende a vivir y sabrás morir bien". (Confucio)

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