Felicidad sin complicaciones

Vivimos en una sociedad en la que cada uno adopta el papel que quiere representar dando un paso al frente, dándolo hacia atrás, hablando, callando, yendo, viniendo, acariciando, rascando, iluminando u oscureciendo, todos interpretamos nuestra idea de cómo vivir escogiendo un sólo punto del guión: con complicaciones o sin ellas.
El mundo no nos necesita a todos, porque nunca una necesidad buscará a esa persona que da un paso atrás, que calla cuando debería levantarse y hablar alto y claro, nunca el mundo le agradecerá su falta de implicación para tener complicaciones.

Efectivamente las complicaciones no les gustan a nadie, simplemente hay quien las asume y quien no, y sólo quien las asume sabe las dificultades que conllevan. Si las asumes, escucharás un millón de comentarios sobre ti o tus acciones, comentarios que realmente lo que buscan es que quien los hace se limpie la conciencia (si la tiene), comentarios inútiles y vagos, comentarios dignos de quien comenta.
Las complicaciones en la vida real son infinitas, desde ir a vivir con tu pareja, tener un hijo, hasta implicarte en la burocracia del fallecimiento de un ser muy querido. Dependiendo de en qué lado estemos, nunca nos faltará un trabajo o una fuente de ingresos o por el contrario estaremos sentados esperando que nos llame esa empresa a la que una vez le llevamos el currículum.


Unas personas se quejan de la vida, otras no. Las que se quejan, curiosamente, son las que menos motivos tienen para hacerlo, porque su queja no va en la propia vida, su queja llama a que otras les resuelvan sus "problemas", porque ellas nunca dieron un paso en busca de soluciones.
Porque ese tipo de personas, las que están alejadas de los problemas de la vida real, no estarán cuando las necesites, siempre huirán alegando cualquier cosa para no estar donde tienen que estar o no hacer lo que tienen que hacer.

Y podemos nadar contracorriente cuando todo parece perdido y no todos lo hacemos. ¿Quién nada? Los que creen en ellos. Los demás, todos aquellos que viven felices sin complicaciones dirán "pero para qué, si ya no hay nada que hacer". Luchando se pueden conseguir cosas, vagueando ... nada.

Y esa felicidad que no quiere complicaciones puede parecer real, pero no lo es, porque si no has conocido la infelicidad nunca sabrás qué es la felicidad. Todas las personas nos podemos ver afectadas por las decisiones de otros, que probablemente nunca van en nuestra contra, simplemente van a favor de esas personas y, si nos vimos afectados negativamente, es porque decidimos no querer complicaciones, 

Y así nos va.

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