Vivir Falsamente

Creemos que dominamos cada situación normal que vivimos, creemos que entendemos qué es el mundo, la sociedad o el valor de las cosas, creemos saber quiénes somos y quiénes son los demás, creemos por creer, porque todo es mentira, casi nadie es quien dice o cree ser. Siempre hablo en términos generales, quizás tu estés a salvo de todo.

Es mentira que dominemos nada porque en la mayor parte de los casos nada depende de nosotros, siempre hay algo o alguien que tendrá esa última palabra de la que dependemos. Nuestra moral desapareció el mismo día en el que alguien nos dijo exactamente qué era lo que teníamos que hacer. Y nosotros lo hicimos, sin analizar seria y objetivamente si estaba bien o mal, esa persona de la que dependemos moralmente nos dijo que lo hiciéramos y lo hicimos, ya está. Ese día dejamos de ser nosotros, esas personas que hacían con mayor o menor trabajo lo que les daba la gana, creyéndonos íntegros y coherentes, y nos pusimos en manos de otra persona, que nunca miraría por nosotros igual que lo hubiéramos hecho nosotros, y ya nada fue igual en nuestra vida.
Y que no nos pidan explicaciones, lo hecho hecho está, no nos hagan pensar en si está bien o no, ni tan siquiera nos lo planteamos, ni tan siquiera lo defendemos. Esa fue nuestra forma de hacer las cosas y es lo que hay.


Defendemos nuestra forma de actuar aludiendo a lo que los demás hacen o dicen. Y ¿qué justifica nuestro mal hacer? ¿Los demás?
La excusa peor y más utilizada es la de vivir en función de cómo viven los demás. Si hice algo mal me justificaré diciendo que hay alguien que lo hizo peor, quizás así creeré que lo que hice no estuvo tan mal, me plantearé incluso que lo hice bien, o al menos mejor que otros. Nunca me fijaré en quien hace las cosas casi perfectas, para mi esa persona no cuenta porque hay pocas y nunca llegaré a hacer así las cosas.

¿Quién no ha dicho alguna vez algo para no "herir" la sensibilidad de alguien? Si lo pensamos, al final la sensibilidad que se hiere es la tuya propia por no decir o hacer lo que realmente querías, no fuiste tú, actuaste en función de otras personas.
Y ¿por qué no decirlo? Si no decimos lo que pensamos nos convertimos en aquello que nunca quisimos ser, una persona falsa cuya identidad no es identificable, porque es otra persona mas, porque su personalidad muere al callar, porque su autenticidad, o la falta de ella, evidencia que la legitimidad de una persona expiró mientras dudaba qué decir o  hacer.
Las cosas hay que decirlas siempre que haya una razón importante para hacerlo. Y realmente no duelen, no hieren, simplemente molestan.

Somos prisioneros de la realidad, olvidando cada día cuál es la razón por la que somos, por la que razonamos, por la que se nos dio una oportunidad. Hacemos caso a esas personas que no buscan nada, que encuentran vacío, que llenan de nada su deshabitado ser.

Y la vida no nos esperará siempre ...

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