Hacerse un buen entendedor

Vemos y oímos diariamente detalles, opiniones o gestos que nos hacen, cuando menos, encrespar habida cuenta del verdadero fin de esos "detalles".
La sociedad común busca ofender mediante este tipo de herramientas, busca un "lo dejo caer" y que se pique el que quiera, buscar herir y no tener que dar explicaciones.
Se puede, como digo, hacer caso a estos comentarios o acciones o por el contrario omitir en nuestra mente esos "detalles" que sólo buscan agujerear sin clavar.
El hacer caso omiso de aquello que es perjudicial para nuestra salud no es fácil, más aún cuando de lo que no hay que hacer caso llega procedente de tu entorno, de personas que, sentimientos aparte, supuestamente te respetan.

Hacer de los demás, de esas comunes personas, gente ignorante o absurda debe ser uno de los principios de la gente sana, de la gente capaz, de la gente leal y honrada.

Sentimentalmente hablando, las personas, cuando más, son de mercadillo.
Interesadamente hablando, las personas, cuando menos, son de grandes almacenes.

"Yo quiero vivir con amor, olvidar para siempre el reloj ... como un niño jugando otra vez"

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