La sabiduría del errado
Quizás en estos tiempos echamos en falta alguien que para nosotros sea un ejemplo a seguir, ¿por qué? indudablemente vivimos en un mundo egocéntrico y poca gente saben más que yo. Personas como mis jefes, mis profesores, mis padres, mis compañeros, personajes televisivos, personajes deportivos, políticos, intelectuales, ..., pocos (por no decir ninguno) saben más que yo. Yo puedo corregir a cualquiera de ellos: a mis jefes (si hicieran las cosas como yo les digo ...), mis padres (qué sabrán ellos ...), entrenadores de fútbol (ese no tiene jugar ahí ...) o políticos (mientras no bajen los impuestos ...).
Nos creemos sabios en una sociedad perdida, sin principios. Nos vemos capaces de opinar de todo, de dar consejos a todos sin darnos cuenta que nuestra pobre vida está descuidada y desmotivada, aún así, no toleraremos que nos digan qué tenemos que hacer o hacia a dónde ir.
¿Somos felices con nuestra "sabia" vida? Evidentemente no. Nuestra vida se desliza en la ignorancia de saber que cometemos errores como todo el mundo y el saber reconocerlos. La alegría así no nos llega, la alegría hay que conseguirla partiendo de conocerse a uno mismo, saber qué es lo que se quiere y buscarlo.
Errores se cometen a diario, pero, si es para aprender de ellos bienvenidos sean, de lo contrario mal empezamos.
Normalmente el ser humano no admite sus errores por la dinámica social de éste, es como si quedase mal que una persona reconociera cada uno de los errores que comete, más aún cuando ni los reconoce ni aprende de ellos. Reconocerlos y aprender supone un paso muy importante para una persona capaz, capaz de todo partiendo de una base de responsabilidad e inteligencia.
La no admisión de errores nos habla precisamente de irresponsabilidad y torpeza de seres que no poseen la facultad de analizar las situaciones y comprenderlas, la falta de sabiduría les hace vacíos, sin argumentos, ... inertes. ¿Por qué deberíamos escuchar a aquellos sabios errados?
La sensatez es aquel don que por desgracia no todos tienen, no piensan para opinar. Opinan y ... ya si eso piensan.
La sensatez es aquel don que por desgracia no todos tienen, no piensan para opinar. Opinan y ... ya si eso piensan.
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