Ls Sugestión Personal
Sí, podemos presumir de todo, y de hecho lo hacemos, pero ¿somos todo aquello de lo que presumimos?
Nos hacemos, de una forma pancista, merecedores de ego sumamente excesivo incapaces de reconocer nuestros fallos, nuestros comentarios desafortunados, nuestro camino erróneo, incapaces, al fin y al cabo, de pedir perdón.
Y no nos conformamos con dominar nuestro ego, con exaltarlo, no, queremos más y nos disponemos mediante nuestra aparente superioridad psicológica a sugestionar a los demás, a esos seres débiles y vulnerables que sólo esperan de la vida un mañana, otro día más que pasar sin necesidades o agobios por los que preocuparse.
Hay quien demanda libertades y derechos sociales cuando individualmente carece de ellos y no lucha por conseguirlos, hay quien reza para que el mundo cambie cuando perdió el entusiasmo de crear y de ser, hay quien puede pero no quiere.
Nos pueden sugestionar determinadas situaciones pero nunca una persona, podemos reconocer estar dominados por el sexo, las drogas o el rock and roll pero jamás deberíamos consentir actuar conforme a lo que otra persona quiere para su beneficio personal y nunca para el nuestro.
Reconocer el error y no actuar es abandonar el entusiasmo por la vida, darse por vencido esperando que otros nos den aquello que nos dejamos quitar, atrayendo la apatía y la frialdad de personas insensibles que huyen de las responsabilidades y de los problemas para vivir en un limbo donde nadie se propone nada.
Cuando hay una persona mediocre, normalmente hay otra interesada y codiciosa que sugestiona para obtener ese interés personal resultado de la ceguera de éste. Lo peor es que, posiblemente, ambos estén contentos.
"Ser incapaz de entusiasmo es señal de mediocridad" Descartes.
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