Necesidad de lo innecesario
Si durante la vida reclamamos algo suele ser la libertad, si la tenemos no la valoramos, si no la tenemos nos quejamos por no disfrutarla, si la tenemos que conseguir nosotros nos volvemos perezosos y si nos la tienen que dar levantamos nuestros brazos para dejarlos caer una vez la consigamos.
Dentro de las conveniencias de las personas está todo aquello que sea necesario por su utilidad y dentro de las utilidades de nuestra vida no tienen porqué ser determinadas cosas necesarias.
Quiero decir si realmente es necesario el dinero, el poder, aquello que parece amor, determinadas obligaciones, vestir o comer manjares.
Nuestra única necesidad, quizás, sea la propia vida. Vivirla acorde a unos cánones establecidos por uno mismo, no por lo que dicte la sociedad. Nuestras necesidades no han de caer en el vicio de la envidia y convertir un pedazo de pan en un bocata de jamón ibérico ni una bicicleta en un mercedes.
Es la diferencia entre lo necesario y lo innecesario, entre la necesidad y la abundancia o la opulencia, es como el dicho de que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita. Así es.
¿Podemos ser las personas más felices por tener cubiertas determinadas "necesidades"? No nos confundamos, ciertas "necesidades" son convertidas en vicios y nuestra vida empieza a ser una perdición, perdiendo aquello que le daba sentido y apropiándonos de todo lo que hacía perder valor a la misma aunque su importe económico fuera elevado.
Cuando el materialismo invade nuestra mente, todo cambia y empezamos a querer más y más, comenzamos a desear la obtención de bienes innecesarios. Si soñábamos con un coche, con una vivienda digna, con que no nos faltase la comida ni la bebida, con vestirnos, ... todo puede volverse en nuestra contra cuando dejemos de darle el valor necesario a las cosas necesarias y valorar otras cosas antes que las necesidades propias. Ahora quiero otro coche, uno mejor, claro, también una vivienda más grande, y vestir ropa de marca, comer delicatessen y volver a saludar a quien ni nos miraba, cometeremos el error más grande de nuestras vidas: dejar de ser nosotros mismos, dejar de tener nuestra esencia.
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