El necesitado de nada

Diariamente vemos cientos de personas. Las vemos básicamente como viandantes que se dirigen hacia algún lugar porque necesitan algo. Se mueven.
Otros, cuyo intelecto les ha hecho entender que la vida no es lo que parece, se limitan a sentarse en la calle o en la puerta de algún establecimiento a pedir ayuda porque tienen necesidades. No se mueven.
Si te hablo de mis problemas me dices que no tienen importancia, si mis problemas fueran los tuyos serías la persona más desgraciada del mundo. Tu vida, sin las de los demás, no es nada.

Tus necesidades dependen de la gente. Aquello de "no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita", como todos los refranes, es casi la verdad.
Cuando atardece en nuestro ser pensamos en las necesidades que realmente tenemos y en cuáles queremos tener. Las motivaciones propias de seres inteligentes dejaron de tener sentido cuando encontramos necesidades de seres inertes, ya ni la comida nos motiva.
De la desmotivación pasamos al conformismo sin apenas darnos cuenta de que nuestra vida se está yendo por el camino más fácil: el de no hacer nada. No tenemos ni la necesidad de sentir que necesitamos algo o alguien.


Realmente nuestras pobrezas nos muestran dónde estamos, qué lugar ocupamos en una hipotética pirámide de las miserias humanas según nuestro conformismo, por ejemplo.
Depender de nosotros mismos hace que cubramos nuestras necesidades con nuestro hacer, no esperamos nada de nadie, no queremos ser lo que no somos.
Depender de los demás simboliza fragilidad, carencia y escasez. Necesitamos todo, necesitamos lo que sea que haga que nuestra pobreza como persona se oculte tras una insignificante necesidad, porque en la mayoría de los casos todo es asumible por uno mismo. La diferencia de las personas está en asumir y solucionar las necesidades o no, que te las solucionen otras personas.

Nuestros agobios nos demuestran que no estamos en el camino correcto, que algo no estamos haciendo bien. Nunca ganaremos una batalla contra un millón de personas, nunca daremos si no tenemos, nunca seremos si no queremos ser. 

La vida de las personas es más simple de lo que creemos. Nos echamos encima obligaciones que no tenemos porqué tener, cogimos un camino que nunca debíamos haber cogido.
Una persona sin una vida feliz es lo mismo que un barco sin agua, igual que un partido de fútbol sin balón. Todo depende de ti.

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