¿Demagogia o tontura?

Bien es sabido el arte que tienen principalmente nuestros políticos a la hora de hacernos creer lo que ellos quieren que creamos y si en ello creemos estaremos uniendo esa demagogia propia de la clase que gobierna y la tontura de quienes se dejan engañar.
Pero esto es así, los políticos nos engañan y nosotros nos dejamos engañar, pero ... ¿y cuando existe esa demagogia y esa tontura en la misma persona? ¿Realmente se cree lo que dice?
Hay peatones, mi vecino, el tuyo o aquel que está en la esquina, que viven en un mundo compuesto por él, su amigo fiel, su pareja (si encuentra a alguien afín) y su perro (que hará lo que le diga) y donde sus actos y comentarios van encaminados a transmitir sus tontas ideas sin saber que son erróneas, que carecen de base argumental y que además cualquier persona coherente no las utilizaría en su vida.
Pues con estos principios se está construyendo el prototipo de persona que la crisis nos está dejando: la culpa es siempre de los demás, no busco trabajo porque no hay, todo el mundo es malo y lo mío, principalmente, es mala suerte.

No creo en la suerte, sí en el azar, y si te va bien es porque algo habrás hecho bien y si te va mal es porque algo habrás hecho mal, nada se puede atribuir a la suerte.

Lo bueno y lo malo que tenemos las personas es precisamente que no hay dos iguales, que uno puede ser del Betis y otro del Alcoyano, que a uno les gusta a hacer el payaso y otros lo son, que unos quieren hacer ver y otros sólo necesitan sus ojos para darse cuenta de todo. ¿Quién dijo que la vida es fácil? Bella puede serlo, pero fácil nunca, sólo tienes que mirar a tu alrededor y darte cuenta por tí mismo ...

El equivocarse y reconocerlo es lo que hace a una persona rectificar para seguir intentando no equivocarse.

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