El Tiempo: tu mejor aliado o tu peor enemigo

Por todos es conocido el dicho de que "el tiempo pone a cada uno en su sitio" y, salvo las excepciones que confirmen la regla, esta frase es tan cierta como paciente.
Paciente porque ese tiempo puede ser corto o largo y porque el que espera a que el tiempo ponga su bondad donde le pertenece se le puede hacer muy largo.
Las bondades las hace quien quiere y no quien puede. Podemos hablar, hablar y parecer, pero a la hora de la verdad nuestros actos, buenos o malos, nos colocarán en el lugar que nos corresponde y sólo los que nos conocen realmente sabrán qué hicimos o que no, por qué lo hicimos y cómo lo hicimos, o no.
Y claro, como digo sólo el círculo más cercano a cada persona sabe qué hace y cómo lo hace porque quién nos conoce mejor que las personas que llevan mucho tiempo a nuestro lado pasando muchas horas juntos, llámense amigos, hermanos, parejas, hijos, padres ...

Por lo cual, siembra para recoger, quema para olvidar, recauda para repartir y ayuda a quien lo necesite, pero hazlo, no lo digas, que como otro dicho popular dice, las palabras se las lleva el viento, y al igual que otro refrán o dicho, eres dueño de lo que callas y esclavo de lo que dices, por lo tanto, y otra vez, no hables, actúa.

Ahora que cada uno diga o haga lo que le dé la gana, siempre nos quedará el tiempo para darnos o quitarnos la razón porque en la mayoría de los casos uno no es lo que aparenta ser.

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