Hasta Siempre Salvori

Cuando una persona empieza a caminar sola por la vida es cuando realmente empiezan los problemas, unas veces problemillas y otras grandes problemas. La gente competente, las personas que viven como personas objetivas y reales son aquellas que aprenden de todas las experiencias y que intentan que su vida sea lo más parecido a un camino lleno de sonrisas y lagrimas de alegría aunque a veces uno tenga que derramar lagrimas de tristeza por los grandes recuerdos que por desgracia se quedarán en eso, en recuerdos que no volverán a repetirse con el paso de los años y aunque esos recuerdos sean preciosos, siempre nos quedará la pena de que no se volverán a repetir.


Los que aparecemos en la foto (a excepción de Jordi y María, los dos pequeños) somos cinco de los niños del Patio, de izquierda a derecha, David (el gordo), yo (Paquito), Israel y agachados están Ezequiel y Salvori. Cinco niños que ahora somos casi todos padres y que no pasamos ninguno de treinta y siete años de edad y la desgracia e injusticia de la vida ha hecho que falten dos de ellos, Ezequiel y Salvori.
La desgracia une a los niños del Patio y aunque ellos no estén nunca pensamos en ello de forma pasada porque para nosotros están y estarán siempre, nunca hablamos de ellos como lo que no serán y para nosotros siempre nos quedarán el recuerdo feliz de nuestra infancia, jugando al fútbol en el Patio o en la feria, jugando al baloncesto dando en las placas de VPO, jugando a las canicas, al trompo, al clavo, ... siempre jugando, siempre felices porque no había problema sin solución porque incluso cuando peleábamos en dos minutos estaba solucionado.

La vida es dura, está claro, pero me niego a recordar a Salvori como si no estuviera y, al igual que hago con Ezequiel, lo recordaré cada día que pase porque gran parte de sus vidas es la mía, pasé más tiempo con ellos que con el hermano que nunca tuve porque mis hermanos son ellos.

Los niños del Patio siempre están, con Salvori, con Eze y que el que haga falta que estemos porque los recuerdos son muy bonitos y nobles, porque nos queremos aunque no nos veamos y porque el Patio nos unió para siempre.
No olvidaré las palabras de Francisquín: "he aguantado todo el día las lágrimas pero cuando he visto a los niños del Patio me ha superado ..."

Salvori, que nunca te vamos a olvidar, tenlo por seguro, la vida nos unió para siempre y la muerte no nos va a separar.

Hasta luego Salvori, uno de los cabezones del Patio.

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