Cómo hacer las cosas

No existe un manual de cómo se ha de vivir, de cómo se ha de hacer o de cómo se ha de ser, nadie nace sabiendo, nadie nace siendo ...
Durante la vida de una persona da tiempo de todo, de recibir una educación más o menos correcta, de entender las etapas de la vida como algo necesario y lógico, de ser niño para luego ser adolescente para llegar a ser un adulto, esto último no conseguido por muchísimas personas hasta que les llega el día de su muerte.
Niños sabemos ser todos, a unos les dura la niñez ocho o diez años y a otros cuarenta o cincuenta dependiendo de los problemas afrontados en tu vida y de las experiencias vividas.
Igualmente hay dos tipos de adolescencias, la que se vive aprendiendo y la que se vive sin aprender, que también suele durar hasta bien entrados los cuarenta en muchos casos.
Y cuando se llega a ser adulto, directamente relacionado con la madurez personal, es cuando podemos poner en práctica los conocimientos aprendidos, hablando cuando se tiene que hablar, siendo cuando se tiene que ser, estando cuando se tiene que estar y, sobre todo, callando cuando hay que callar.


Vemos, oímos, hablamos, callamos, enseñamos, sugerimos, despreciamos, amamos ... en nuestra vida hay tiempo para casi todo pero nunca nos centramos  en lo que una persona debe centrarse que no es otra cosa, evidentemente, que ser persona.

Sí, persona, ese individuo de la raza humana, capaz de lo mejor y de lo peor según la educación y las motivaciones que haya recibido en su vida, esa persona llena de derechos pero también de obligaciones, probablemente la parte menos gustosa de ser persona, esas obligaciones que nos hacen vagar en nuestra vida, como si en la nuestra sólo entrasen los derechos y no los imperativos.

Pero vivimos y no humildemente en la mayoría de los casos, por desgracia. Las nuevas generaciones de españoles nacen sabiendo, con educación y con derechos, llenos de envidias que nos hacen ser vulnerables hacia los demás, envidias que nos llenan de odio y de complejos, odios y complejos que nos hacen ser lo que somos y nos otorgan el valor que nos merecemos.

No es difícil aprender desde que nacemos hasta que morimos, no debería ser difícil escuchar al que intenta enseñarnos, dar la razón al que la tiene aunque no nos guste, ayudar y ser ayudados, no enseñar si no somos maestros, sólo ellos pueden enseñar, educar y ayudar a ser mejores personas, vivir la vida como una partida en la que nunca quieres morir, siempre quieres avanzar y coger más y más vidas, intentar ser esa persona que siempre soñaste ser humildemente, elogiando al que merece el elogio y ninguneando al que debe ser ninguneado.

Honor y lealtad a quien lo merece, respeto para que te respeten y humildad para sentir el orgullo que todo ser humano debe tener para vivir valientemente.

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