Defender lo Indefendible

O lo que es lo mismo, creer en lo increíble o no llegar a ver lo objetivamente visible.
Por fidelidad o lealtad defendemos lo que en principio incluso nosotros dudamos de su veracidad pero, al proclamarlo aquella persona a la que respetamos por ser quien quiera que sea, no contrastamos y nos lleva a ser otro más, otro tonto, otro español de a pie.

Por el simple motivo de la creencia obligatoria en una persona mentimos sin saber que mentimos, defendemos sin saber exactamente qué estamos defendiendo o somos lo que quizás no nos gustaría ser y no nos damos cuenta de ello.

Nuestra inteligencia, si es que la hubiere, carece de fundamentos en los que precisamente basar el conocimiento de diferentes cuestiones que no analizamos y en las que creemos hasta ese absurdo punto que nos hace ser subjetivo e inútil.


Hemos de darnos cuenta que en muchos casos lo hacemos diariamente, defendemos nuestros hijos contra mayores posiblemente llenos de razón, defendemos a nuestro jugador favorito contra acciones y dichos de los demás, defendemos a nuestro equipo e incluso defendemos a nuestros políticos.

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