Recuerdo que yo era ...

A medida que vivimos crecemos para luego llegar a un punto en el que todo comienza a decrecer ...
Cuando somos niños, niños sanos, pasamos el tiempo divirtiéndonos, jugando, riendo y aprendiendo. Aprendemos cosas que nos hacen personas para en un futuro pensar y actuar conforme a nuestro aprendizaje infantil, ese que nos enseñaron nuestros padres, nuestros vecinos, nuestros amigos y todo nuestro alrededor en general. Uno estaba casi siempre siendo supervisado por ese halo, esa atmósfera protectora que intenta que no sufras, que todo sea bonito.


Esos recuerdos son los que nos deberían hacer plantearnos cómo éramos y cómo somos: ¿éramos felices? ¿lo somos ahora? El tiempo pasa y tocamos techo en materia de aprendizaje muy pronto, realmente es lo que creemos aunque nunca se debería de dejar de aprender, cuanto antes emancipes tu ego, antes empezaras a decrecer personalmente, perdiendo día a día todo aquello que te hacía feliz, todo aquello que te llevaba por el camino adecuado independientemente de las trabas que uno se va encontrando por el camino.

Recuerdo que yo era un niño feliz, leal, risueño, ..., no sé, recuerdo que todo era bonito. Ahora, no pienso el daño que hago, pienso en hacer daño con mis comentarios falsos e inútiles, no pienso que la vida infantil, esa vida utópica pasados los diez o doce años de edad, debería ser el estilo de vida de las personas hasta su muerte. Ahora, mis pensamientos se centran en mi, sólo me importa mi bienestar y no pienso en el bienestar de los demás, mi vida ahora no vive del pasado, vive del presente, de este presente vacío y carente.

Me acuerdo de mi jugando, riendo, me acuerdo que todo era bonito, me acuerdo que quería crecer pero no me acuerdo cuando empecé a decrecer, ¿quizás mañana?

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