Harto de haberos conocido

Como somos tantos, hay para todo. 
Yo no soy el mejor pero intento serlo. Intento serlo, pero me harto de intentarlo y claro, por intentarlo que no quede, pero yo ... aquí me quedo.

Somos personas aparentemente normales, vivimos en sitios aparentemente normales, hemos de crear nuestras vidas, con amor, con dignidad y con la ayuda de los demás, porque sin el mundo ... no seríamos nada.

En una sociedad tan extensa hay personas para todo: las que ensucian, las que limpian, las que compran, las que venden, las que roban, las que hacen frente, las que se dejan robar, las que son, las que no son, las que visten bien, las que no visten bien, las que ni siquiera visten, las que ven, las que no ven, quien habla, quien calla, quien otorga, ... es evidente que no somos todos iguales. Pues si nos paramos a analizar el hecho de una persona haga algo tan insignificante como ser limpia y otra no, imaginemos cómo seremos a la hora de ... hacer el amor, por ejemplo, o pensando y analizando cualquier situación que nos rodea.

Pues dentro de nuestra aparente normalidad, esa que precisamente sin tener una norma nos guía a ser correctos, hay un mundo infinito de variedades personales en el que sacar provecho y personas se antoja cada vez más difícil.
¿Por qué hay que mantener unas apariencias cuando nuestros pensamientos se encaminan más hacia lo incorrecto que hacia lo correcto? Quiero decir, si por ejemplo vemos a una persona guapa y elegante le decimos lo bien que va, pero por dentro nos corroe una envidia, normalmente insana, que nos hace pensar lo contrario de lo que decimos.
¿Por qué queremos tener lo que otros tienen? El problema es que queremos tener cosas por cuya consecución no trabajamos.


Cada persona es de una única manera, con sus virtudes y sus defectos, realmente no creo que haya nadie perfecto. La cuestión es saber para qué vivimos, conocer y potenciar esa cualidad por la que resaltamos positivamente, y, si no la sabemos, tenemos que buscarla. Tenemos que buscarla para sentirnos bien, para sentir que vivimos por y para algo, que nadie es "tonto" si lo que hace le hace feliz, aunque sea limpiar o amar ciegamente, porque nadie está a salvo de vivir con desmotivación, al contrario, es bastante difícil encontrar nuestro lugar durante nuestra existencia.
Encontrar nuestro lugar significa luchar, porque las vidas de las personas "normales" no es fácil, luchar contra lo que no te gusta y luchar para conseguir lo que te gustaría tener o ser. No valen otras luchas, no vale luchar por la incoherencia y la injusticia, no vale luchar para batallar o pelear, sólo vale la lucha que hacemos con esfuerzo y briega para abrirnos paso en la vida y conseguir nuestros objetivos.

¿Qué pasa? Pues que puede llegar un momento de nuestra existencia en el que nos hartemos de luchar contra el mundo, contra los brazos caídos, contra las personas que ni luchan ni quieren luchar. ¿Por qué? Bueno, principalmente por la falsedad, por esas falsas apariencias, por ir a misa cada domingo para redimirnos de nuestros pecados que volveremos a cometer cada semana. La obligación no es ir a misa y confesar tus pecados, la obligación es buscar la felicidad con bondad y humildad.
No, no hables en voz alta para parecer ser, piensa y recapacita para intentar ser. No pienses en los demás, piensa en ti. No hables de los demás, háblate de ti.

La vida es la que es, vana y falsa en su mayoría, humilde e inteligente en su minoría, capaz de hacer en mal cada día e incapaz de tener la capacidad de razonar. La vida muestra su lado más tierno cada día, pero ese lado no es el de verdad. La vida es corta o larga, según se mire, la felicidad siempre será corta. Naces y por costumbres te desenvuelves en una vida que no es la que has querido pero que has adoptado y te haces a ella sin aspiraciones ni motivaciones.
Realmente no sé cuál es el lado correcto, si el de la lucha o el de los brazos caídos, si el de intentar o el de conformarse, si el de hacer frente o el de huir.

Con tres amigos y un millón de absurdas personas sólo me gustaría decir: "estoy harto de haberos conocido". Pero no, he recapacitado y seguiré aguantando a aquellos seres (... humanos) que no quieren aguantar a los que son sus iguales. Y me callo, porque si hablase ... 

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