La victoria de la sinrazón

A menudo, durante nuestra vida, nos vamos encontrando con situaciones en las que la razón pierde su significado y aflora la injusticia propia de la inmoralidad más o menos contenida.
Es por ello que en el camino, recto en su configuración inicial, a veces hay que girar o parar para retomarlo con más energía, con más serenidad o con más sapiencia. El fondo del camino no se ve aunque hay quien cree verlo y quiere llegar antes que nadie. El paso a paso, el disfrutar del camino y el saber cuál es el final nos llenará de bondad y saber estar. Nadie llegó antes que nadie, nadie consiguió una victoria al llegar al final y nunca un desvío definitivo fue la mejor opción.


Creer que todo debe girar en torno a ti es imaginar que siempre tendrás la razón, que siempre estarás en lo cierto, que siempre, el mundo, te deberá sumisión. ¿Existe la posibilidad de que reconozcas que te has equivocado?

Nos mostraremos ante el mundo como esa persona cercana, capaz, coherente y bondadosa. Expondremos nuestras falsas experiencias para ayudar el prójimo. Enseñaremos el camino a coger cuando nosotros nunca lo cogeremos. Ofreceremos ayuda cuando no se necesite. Manifestaremos incapacidad para hacer cuando nos necesiten.

Cuando leemos un artículo, una novela o vemos una película, nuestro egocentrismo no nos puede llevar a la determinación de que ese artículo, novela o película gira en torno a nosotros. Nos podemos ver reflejados en ellos pero eso no significa que seamos en quien el autor se basó para crearlo.

Cuando uno no piensa, no ordena ideas y conceptos para llegar una conclusión está, posiblemente, siendo cómplice de la sinrazón, de la injusticia que se produce cuando se otorga la razón a quien no la tiene. Simplemente hay que pensar y decidir, no dejar de hacerlo. Si no decidimos hacer lo justo por miedo a que nos duela la cabeza, somos lo mismo que aquello que posiblemente no nos guste por injusto.

La persona que no tiene la razón normalmente eleva la voz buscando ese argumento que le otorgue una inteligencia de la que carece para apropiarse de esa tan ansiada razón. Por desgracia, elevar la voz nunca fue sinónimo de posesión de la razón porque así todo el mundo la tendría.

El problema es que  quien no tiene la verdad o el acierto intenta defenderla como si la tuviere a base de calumnias injustificadas, a base de elevar la voz o a base de huir de la verdad. La moderación nunca será su aliada, la razón, tampoco. Cuando intentamos apropiarnos de la razón sin tenerla usamos a personas como cómplices de esa mentira para que nos defiendan ante una posible confrontación.

O somos buenos y triunfa la razón o malos para que la victoria caiga del lado de la sinrazón.

"Nadie puede hacer el bien en un espacio de su vida mientras hace daño en otro. La vida es un todo indivisible" Mahatma Gandhi.

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