Las Sabias Elecciones

Nunca es fácil tomar determinadas decisiones, más aún cuando pueden haber consecuencias más o menos importantes. En la mayoría de los casos aconsejamos a las personas qué deben hacer o cuándo deben hacerlo, porque a nosotros realmente no se nos va la vida en ello. Evidentemente, otra cuestión sería que las decisiones la tuviéramos que tomar nosotros, más aún, cuando puede haber consecuencias. Entonces será algo menos fácil dar el paso.
A ninguna persona le gusta que le llamen cobarde, porque normalmente nadie reconoce sus errores. Cuando miramos a nuestro alrededor y vemos gente competente (que normalmente nos causa envidia) podríamos ver un ejemplo a seguir. Gente luchadora y capaz, gente que consigue las cosas a base de esfuerzo, gente con miedos y sin cobardía, gente que quiere elegir y son conscientes de que pueden fallar. Pero toman elecciones y en la inmensa mayoría de los casos, aciertan. La persona cobarde no toma decisiones y, lo que es peor, desoye. ¿Su sabia elección? No saber ni querer saber.
Una sabia elección es, tras reconocer que tenemos determinados miedos, vencerlos y superarlos, ahí está la persona valiente. Lo contrario, escudarse tras los miedos, es de cobardes.
Y un fallo nunca significará no poder elegir de nuevo, no buscar una rectificación para encontrar la sabia elección. La auténtica sabia elección se hace tras fallar y aprender de los fallos.


La mejor elección en el caso de que nos equivoquemos es la rectificación. Ese es la forma más rápida y clara de limpiarse la conciencia, de pedir un perdón, de ser personas honestas.

Lo que no es normal es no tomar decisiones, ser incapaces de superar los miedos y apropiarse de una renegada cobardía que controla tu cuerpo y tu mente.

Realmente estamos siempre eligiendo pero ello no significa que acertemos. Elegimos una pareja, elegimos un carrera universitaria, un trabajo, un coche, ..., todo esto sin contar con la posibilidad de que podamos fallar en la elección por lo que no tenemos preparado un plan alternativo ante ese posible fallo. Cuando esa mala elección da la cara, estamos perdidos, porque un día creímos que esa elección era acertada, pero no pensamos en que no era sabia.

Para que existan buenos sentimientos ha de haber alguien que los merezca.

"Rectificar es de sabios", es así, los fallos no serán tenidos en cuenta si se rectifica, por lo tanto, no es que hagamos mejores o peores elecciones, lo sabio es rectificar cuando veamos que nos hemos equivocado, sólo así seremos coherentes, sólo así seremos felices.

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