De la teoría a la práctica

Está claro, nadie nos tiene que decir lo que tenemos que hacer, faltaría más ... ¿por qué? Nosotros sabemos lo que hay que hacer, no hace falta que nos lo diga nadie ...
Pero ... ¿lo llevamos a la práctica? La respuesta tampoco nos la tiene que decir nadie ...

Todos los días hay nuevas oportunidades de hacer eso que nunca hiciste, bien porque no pudiste o bien porque no te dio la gana. Nuevas oportunidades de cambiar tu vida si no te gusta o de continuar disfrutando de la vida buscando nuevos placeres.
Y como somos tan simples, podemos utilizar el comienzo del año como excusa para nuestros absurdos propósitos, absurdos porque en la inmensa mayoría de los casos no conseguiremos alcanzar esos deseos porque desistiremos de su consecución y volveremos a ser nosotros mismos.

Y no es que los logros que nos propongamos sean inalcanzables, es que somos incapaces de persistir con la motivación necesaria para obtener éxito en nuestros deseos para un año nuevo. Antes de alcanzar esos deseos autoimpuestos por nosotros y alejados de complicaciones desistiremos porque aplicaremos nuestra lógica más incoherente: ¿para qué? si da igual ... si no tiene importancia.
Y claro que tiene importancia, ¿o es que conseguir tus objetivos no te importa?


No se trata de ponernos objetivos inalcanzables, no, se trata de ser felices en el camino que nos lleva a la consecución de nuestros deseos, de nuestras metas, desechando todo aquello que nos pueda estorbar y empeñándonos en la conquista de nuestros propósitos para conseguir que nuestros planes iniciales nos conviertan en personas simples y listas, esas que intentan conseguir sus objetivos y no cesan en ese intento. ¿Hay algo más sencillo que eso?

Así pues, si nos vamos a imponer objetivos, que sean alcanzables, al menos para ir cogiendo confianza. No debemos ponernos esos típicos objetivos del tipo "voy a cambiar" porque no son alcanzables. Si eres como eres lo seguirás siendo el año que viene y el otro, puede ser que cambies unos meses, pero al final volverás a tu yo original, el que nunca cambia.
Por lo tanto, no pasemos a la práctica unas teorías impracticables porque en vez de evolucionar nos harán involucionar. Demos los pasos que seamos capaces de dar, vayamos a donde podamos ir, hablemos con quienes se pueda hablar.

Y lo más importante, si vamos a hacer algo que sea por nosotros, nunca por los demás, ni por los vivos ni por los muertos. Si hacemos algo (bueno) por nosotros todo el mundo estará o estaría contento por ello y disfrutaremos por lo obtenido.


En teoría somos prácticamente completos, en la práctica somos teóricos y vacíos.

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