¿Quién soy?

Y ¿cómo debo comportarme?

Lejos de toda realidad, donde confluyen fantasías y mentiras, se concentra el gran núcleo de identidades encaminadas a querer ser, mostrando lo que no se es y desatendiendo al estilo que te sitúa en otro lugar, justo el lugar donde te corresponde estar. Porque al final eres quien eres y no quien quieres ser.

¿A quién queremos impresionar? Básicamente a una persona que en el fondo no es tan lista como nosotros creíamos, que para nosotros si no lo es, mucho mejor, pero darnos cuenta que hicimos el tonto ... nos pondrá más en nuestro sitio si cabe. Porque si esa persona es lista se dará cuenta de que no soy quien parezco ser, que lo que sale de mi boca es exagerado o mentira, que mis consejos están basados en la relatividad y van más encaminados a salvaguardarme que en enseñarte un posible camino.


Cada uno vive como le da la gana y, por suerte, hay gente que piensa en los demás a la hora de participar en la vida. Muy probablemente, la vida de los que aparentan no sería nada sin la de la gente que vive sin aparentar.
Entonces, si soy esa persona que presume de la idealización de un ser de cara a la galería, si soy esa figura de porcelana intocable, si soy un manjar al que tan sólo puedes paladear, si soy todo aquello que en definitiva no me hacer ser alguien, entonces ... ¿quién soy?
Básicamente no soy nada, soy todo aquello que parece ser, soy lo que siempre soñé ser y nunca vi cumplido mi sueño, soy una muestra de la ausencia humana, ..., soy yo.

Y mi vida transcurrió en el limbo, con una corona comprada y puesta por mi, con los aires de grandeza propios de la persona que no es grande.
Y volé, creyendo sobrepasar los límites de la naturaleza, aventajando a los de mi especie, alardeando de humanidad y ostentando una terrible forma de vida.

Y me equivoqué, pues nada me fue bien, nada duró y en nada me quedé.


















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