Gastar o Malgastar

Vivimos en una sociedad en la que si quieres obtener algo a cambio de tu existencia has de exponerte, invertir, sembrar cualquier tipo de afecto o simpatía para lograr tener algo a cambio, algo que te motive, algo que te alegre, algo.
Pero claro, hay veces en las que confundimos gastar, nuestras energías, en algo que al menos pueda ser positivo, para nosotros o para alguien, pero que sume, que haga que sientas que hiciste algo bien, y gastar esas energías nunca será un derroche de bondad absurda. Y lo confundimos porque siempre no merece la pena, nuestras fuerzas no son ilimitadas y hay que valorar de manera exhaustiva en qué emplearlas.

Tras una primera inversión de tu tiempo, de tus fuerzas sin una respuesta adecuada, es decir, que valga el esfuerzo, es el momento de cerrar esa puerta, porque sabes cuándo invertir y cuándo no, tus sensaciones te lo dirán. Y no hay que dar dos oportunidades a determinadas cosas, ni dos ni cien, porque a veces nos empecinamos en seguir intentando aquello que nunca se conseguirá y no nos queremos dar cuenta.


Cuando se trata de gastar, de invertir o de ofrecer cualquier cosa que podamos brindar a quien se lo merezca, no habrá límite, no habrá descanso, no habrá nada ni nadie que nos diga "ya está bien" para que cesemos en nuestros ofrecimientos para ayudar o hacer mejorar a alguien.
Por el contrario, cuando nos damos cuenta que estamos malgastando nuestro tiempo o nuestras fuerzas, todo se vuelve penoso, alejando poco a poco las pocas ganas que nos quedarán al darnos cuenta de que no vale la pena, de que no servirá para nada.

Es fácil darte cuenta de en quién o con quién gastar energías, gastar vida, muy fácil, con quien te dé, con quien te ofrezca lo mismo que ofreces, con quien te diga algo cuando esperas oír algo.
Y nunca te pesará, nunca te arrepentirás de haber ofrecido hasta ese cielo que estaba a tu alcance y que se llamaba amor, nunca te arrepentirás de haber hecho una torre imaginaría para que el mundo se viera de ese color tan bonito que es el amor, nunca te arrepentirás de haber sido mar para navegar y descubrir nuevos y deseados horizontes. Nunca te arrepentirás de haber amado siendo amado.

Es mucho más fácil, es sólo saber lo qué merece la pena, es sólo cuidar de lo que te cuida, es solo interesarte por aquella persona a la que interesas, es sólo ser tu, y saber quién eres.

Comentarios

Entradas populares