Remendando problemas

Durante el transcurso de nuestra vida irán apareciendo problemas a los que tenemos que hacerles frente. Entiéndase por hacerles frente a la solución de los mismos, nunca dejando el problema para mañana, nunca dejando en el aire su solución, nunca dejando que el tiempo lo arregle, porque entonces nunca se arreglarán, siempre estarán ahí, esperando al momento justo de recordarte que no los solucionaste, que siempre estuvieron aunque estaban dormidos.
Pero creemos que la solución a muchos de nuestros problemas se puede dejar para mañana, porque creemos que su importancia no es tal y hoy tenemos otras cosas más "importantes" que hacer o simplemente nos duele un poco la cabeza. Y mañana el problema será algo mayor, porque se ha dejado un día más.

Pero claro, hay problemas y hay personas. Un problema para una persona que quiere solucionarlo no es problema, por el contrario, y aquí una gran paradoja, un problema para una persona que no quiere solucionarlo tampoco es problema. Pero al final le dolerá la cabeza por la falta de un remedio para esa situación, un remedio que podía haber dado en su momento.
Pero hay una gran diferencia, el tiempo. Porque para la persona que le da igual la resolución de un problema le dará igual hoy, incluso mañana y posiblemente de aquí a un año, pero, repito, al final no podrá dormir bien, porque ese problema al que nunca quiso darle una salida se presentará de nuevo ante ti, aumentado, quizás desproporcionado cuando al principio era una insignificancia.
La educación de un hijo, la falta de respuesta a una persona que supuestamente quieres, una deslealtad, los actos ocultos, al final todo aparece y cuando lo hace posiblemente sea tarde para solucionar lo que nunca quisiste resolver de una manera fácil y rápida.


Lo peor de todos es cuando crees haber resuelto un problema, en realidad apartado, por la aparición de otro, que hace que te empapes tanto de él que olvidas el anterior, pero ahí estará y te lo recordará. Y ahora tendrás dos problemas, y mañana tres.

Y es que nos gustan los problemas, no podemos callarnos cuando aparece una confrontación, y creemos que entrando lo solucionamos, y no, entrar al trapo no es resolver un problema, es agrandarlo. Cuando hay voces que se vuelven contra mi y estoy más que seguro que esas voces están equivocadas por mucho que levanten la voz es cuando más hay que serenarse, y nunca levantar más la voz si cabe que la persona que quiere ofenderme.
Evidentemente quien cree tener un problema en la aparición de un comentario negativo o en creer que tu "amigo" no te ha llamado sí que tiene un verdadero problema, pues no lo son. Los problemas son otra cosa. Tomarte en serio determinados "problemas" es ser inmaduro e insensato, oscuro e inseguro. La vida te pondrá trabas, las personas irán durante la misma apareciendo y desapareciendo, los trabajos serán mejores o peores y según cómo te tomes todo esto serás digno o indigno, tu decides.

Rompe con todo aquello que te cree un problema, huye de la posibilidad de creer que los problemillas se pueden dejar para mañana y no creas que los problemas olvidados se han solucionado, piensa en lo verdaderamente importante, piensa en la vida, piensa en el tiempo que has vivido y que vivirás, piensa en ti.

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