El Valor de las Personas

Cuando hablamos de valorar casi siempre se nos viene a la cabeza dar a algo un valor económico ya que en la sociedad en la que vivimos si algo no tiene valor, se tira a la basura porque no lo queremos, sólo nos quedamos con los "objetos" que tienen valor, que podrían costar algo, pero, si hablásemos de personas ...

Evidentemente y como cualquier palabra, valorar tiene más de un significado, uno es darle o señalar el precio de algo y otro, quizás más aplicable a las personas, es el de reconocer o estimar el valor o mérito. Me quedaré con esta segunda definición para que pensemos si realmente tenemos o no mérito, si se estimará nuestro valor o si por el contrario al reconocernos pensamos: "no valgo nada".

(sandalos.blogspot.com.es)

Las personas solemos actuar buscando un interés, lo que nunca nos dará un valor a nosotros porque en ese interés se nos irá el reconocimiento de los demás, que buscarán en nosotros un altruísmo propio de las personas a las que hay que dar un mérito capaz de llegar a definirnos como buenas personas.

Por otra parte, aparte de buscar un interés en cualquiera de nuestras acciones, actuamos por otro lado precisamente de manera contraria pero también saliendo beneficiados por ello, cuando haya una situación conflictiva o problemática nos apartaremos para así evitar vernos salpicados. Tampoco nos dará esto un valor digno de ser alabado por los demás.

Normalmente cuando alguna persona hace algo que en teoría no obedece a una lógica respuesta sobre un acto se dirá que algo busca o que algo trama. Si alguien ofrece algo en muchas ocasiones se duda de la bondad de su acto porque se piensa que por detrás de ese acto hay un interés. Nadie regala nada, ni siquiera sus consejos, todo parece buscar un objetivo provechoso por cualquier motivo.

Las personas han de hacerse valer desde lo más básico del ser humano, la humanidad. Arropar, aconsejar, donar, servir, ayudar, amparar, socorrer, defender, ... y así un sinfin de acciones altruístas que conseguirán que las personas se den un valor propio incalculable y que se deje a un lado el siempre existente interés en cada acción que se realiza.