Las Excusas del Perdedor
A menudo justificamos nuestros actos por cuestiones ajenas a nosotros, utilizamos cualquier excusa para demostrar que no fue nuestra culpa, sintiéndonos quizás por ello libre de pecado y protegidos de toda perturbación.
Acciones como no estar en el lugar adecuado, no llegar a tiempo, no pagar, pasar de largo, no saludar, no buscar trabajo, no asistir a una cita importante para uno, no ser o no estar. Todas ellas precisan para sentirse libremente absurdo de una excusa sólo creíble por aquel que la cuenta cual narrativa infantil.
Pocas personas dicen aquello de "es cierto, no lo hice porque no quise", admitiendo así su falta de ganas de querer hacer, de querer ser.
¿Por qué nos escondemos detrás de una excusa?
La grave falta de madurez por parte de la sociedad hace que nos sintamos mejor pensando que la culpa, si es nuestra, no nos haga sentir mal por aquello de, supongo, dormir tranquilo, eso sí, engañándonos a nosotros mismos.
Lo peor es que hay quien se cree las excusas del perdedor, aquel que las cuenta casi sin que le hayan preguntado por qué cesó en su obligación, por qué no acudió a esa obligación.
Pienso que una excusa nunca te librará no haber hecho lo correcto, el mundo está lleno de carencias y las excusas sólo son de perdedores, de esa gran mayoría que comprende nuestra sociedad.
Mejor calla y admite tus carencias.
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