El Sentido de la Vida
Encontrar sentido a determinadas cosas se antoja cada vez más difícil según a qué cosa queramos darle sentido. Darle sentido a la vida es todavía más complejo.
Dependiendo dónde y con quién vivimos le daremos un sentido u otro a la vida, a una vida llena de complicaciones y cada vez más exenta de buenos momentos que nos hagan ver esas complicaciones desde un punto de vista o desde otro.
El sentido de la vida, como orientación de una dirección, nos muestra nuestras equivocaciones, posiblemente que vivimos en un sentido opuesto a la propia vida y que aunque sepamos que nos estamos equivocando, no rectificamos para seguir en una dirección errónea cuyo final carece de aquello que soñamos y se parece más al significado que le a la vida le dimos.
Hay que postularse siempre en el lado de la razón, de la objetividad, ir en esa dirección y defender esas ideas hasta el final, no actuar cual veleta apuntando a una dirección u otra según me convenga.
Hay que postularse siempre en el lado de la razón, de la objetividad, ir en esa dirección y defender esas ideas hasta el final, no actuar cual veleta apuntando a una dirección u otra según me convenga.
El sentido común de la vida, esa capacidad de juzgar de una forma razonable todo aquello que sucede a nuestro alrededor y de lo que en alguna manera nos hacemos cómplices. Aunque razonemos podemos apoyar lo bueno o lo malo o hacer frente de la misma forma a las bondades y las maldades. Efectivamente hay seres humanos que perdieron su humanidad y apoyan a cosas que inexplicablemente evidencian la sinrazón de la maldad, inasumible pero real (como la vida misma).
Cuando durante el desarrollo de la vida tenemos que lidiar con seres, de humanidad discutible, cuyo único deseo durante su existencia se limita a actuar deliberadamente con una crueldad propia de un ego enfermo e inhumano, es cuando más sentido, más razonamiento hay que buscarle a la vida.
Nuestro sentido en general, nuestra capacidad de razonar ciertas actitudes y aptitudes, ha de generar esa comprensión y esa compasión por quienes actúan llevados por el odio, la envidia, el rencor o el resentimiento hacia nosotros, más aún cuando lo hace una persona cercana, una persona que en un momento dado hubiéramos podido llamar "familia" cuando, incluso siéndolo, no merece ni el calificativo de persona por no merecer ser un individuo de la especia humana.
La vida hay que vivirla con sentido y con sensibilidad, hay que admitir los errores y hay que apropiarse de todas aquellas virtudes ajenas que nos hagan mejorar y crecer como seres humanos. Copiar las virtudes sin maldad será posiblemente la mejor falta de personalidad que puedas tener y la mejor propiedad personal que puedas adquirir, siempre y cuando valores al que copias y no al contrario, está claro.
Por lo tanto, a la vida se le pueden dar multitud de interpretaciones, siempre desde un punto de vista sensible y humano, que nos deje vivir lo más felices posible para entender y darle un sentido a nuestra existencia propio de gente sana y envidiable, que nos haga disfrutar de cada momento aunque parezca injusto, porque siempre habrá un por qué y un juicio de donde hay que salir airosos porque se le dio un sentido a una vida vivida con sensibilidad y alejada de egoísmos inhumanos.
Hay que entender a la vida y darle su sentido, para que te recuerden y sonrían cuando lo hagan, que no sea al contrario.
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