Bienvenidos al paraíso

Supongo que a todo el mundo le gustará vivir en paz y armonía, disfrutando de los placeres de la vida como si en un paraíso se estuviera. ¿Crees que es posible?

La bondad se supone, la maldad también. La maldad surge después de que la bondad provocase en el ser humano incapacidades de muchos tipos. Pero en una persona buena puede caber la maldad vana, porque si aparece en ella una tendencia a hacer el mal, quiere decir que la bondad nunca estuvo.

¿Existirá ese lugar apartado del cielo donde la bondad sea usual y donde el mal se dio por extinguido? Un sitio donde la riqueza no sea material y donde los "buenos días" que se dan diariamente son un deseo real dicho con alegría y cariño. Ojalá.
Y creo que puede existir, al menos en tu hogar, al menos en tu persona, y crearlo depende de ti, de absorber todo aquello que deseas tener y desechar lo que no te aporta nada. Nos vestimos, o al menos lo intentamos, con la ropa que nos gusta y lo que no lo metemos en una bolsa para depositarla en un contenedor de ropa usada. Pues lo mismo deberíamos de hacer con nuestra vida, y crear nuestro paraíso.

Ese sitio no es nuestro mundo, en absoluto. Nuestro planeta, mayoritariamente poblado por materialistas insensibles, acusa cada día las ansías de querer ser quienes no somos. No vale con pedir perdón, no vale con arrodillarse en un confesionario, no vale llorar sin aprender, no vale la maldad en una buena persona.


¿Quién nos enseñó a ser envidiosos? ¿Por qué?
Para mí, el gran problema social es precisamente la envidia y, en consecuencia, el egoísmo. Intentamos parecer solidarios y amables, intentamos parecer no ser aquello que está mal visto pero la realidad es otra bien distinta.
Supongo que nos enseñan a ser envidiosos porque las personas nacemos sin tener ni idea de nada, sólo actúa nuestro organismo, nuestros instintos y nos vamos haciendo:  aprendemos a andar, a comer, nos hacen reír, ..., nos enseñan de todo, y podemos tener la suerte de ser enseñados por gente competente o por gente incompetente, de ello depende que seamos en el futuro mejores o peores personas.

Pues sí, puedo crear mi lugar tan hermoso y agradable que no quiera salir de él, y depende de mí. Quejándome no crearé nada. Y tendré a quien me aporte, a quien me quiera, y no caminaré sólo. Y amaré y si quiero a alguien o a algo, he de quererlo por lo que es y no por lo que yo quiera que sea.

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