Carácter y Dignidad

Esta sociedad tan amplia por un lado y tan corta por otra me sorprende cada vez que analizo las virtudes y los defectos de los componentes de la misma.
Puedo decir que me siento sólo en un mundo tan extenso porque hay mucha gente, pero muy poca válida.

La principal característica de las personas debe ser precisamente el carácter de las mismas y si es un carácter auténtico y distinguido, mejor.
Pero habrá que distinguir entre la tenencia de carácter o la falta de él. No pido ni mucho ni poco, pido tenerlo, lo justo, aquel que no nos deje tirado cuando lo necesitamos. Ese que aparezca en los momentos oportunos y que cuando no nos haga falta falta, nos deje tranquilo.
Como nuestro mejor amigo, el carácter ha de acompañarnos siempre y dará la cara cuando tenga que hacerlo.
La firmeza con la que debemos actuar en determinadas ocasiones (aunque nos duela), por supuesto llena siempre de una energía sacada de donde sea con el genio necesario nos ayudará a entender la vida como una paseo lleno de baches que hemos de superar. Los problemas se han de superar de una manera o de otra. En nuestra vida, lo único sin solución es la extinción de la misma, todo lo demás, absolutamente todo, son contratiempos, problemas o problemillas con un solucionador común: el carácter. Un carácter que ha de querer darle solución a esos asuntos para que dejen de ser problemas. Pienso que no hay problemas, hay falta de soluciones. O lo que es lo mismo, falta de ganas de darle solución a los problemas. Falta, en definitiva, de carácter.


Ni el carácter ni la dignidad nos lo puede dar nadie, no es un regalo que nos puedan hacer en un cumpleaños, son cualidades que hay que saber adquirir si no las tenemos y es sumamente importante el hacerse de ellas. Tampoco hemos de hacer nuestros los problemas de los demás ante su falta de valores. La gente debe entender que si no se tienen valores, hay que buscarlos (y conseguirlos).
El carácter y la dignidad se consiguen básicamente si nos queremos apropiar de ellos. ¿Cómo? A base de experiencias, de "palos" recibidos por no actuar decididamente en contra de actos injustos contra nuestra conciencia.
Muchas veces creemos que estamos haciendo un bien perdiendo la dignidad en favor de la de otras personas cuando si diéramos la vuelta a la situación veríamos que esa persona no piensa lo mismo.

Resumiendo, huir o escapar de los problemas nunca solucionará un problema, porque los problemas durante el transcurso de nuestra vida aparecerán, seguro, y hay que arreglarlos con un carácter y una dignidad propios de quien se hace cargo de las soluciones y no evita los asuntos serios.

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