Mil Caminos

Puede haber mil caminos por donde ir, ¿el correcto? El que quieras para ti, ¿el final? El mismo para todos.

Normalmente elegimos por dónde ir en la mayoría de los casos porque hay excepciones en las que no eliges tú tu camino, lo eligen por ti, por lo que ya estás eligiendo mal aunque la dirección que te marquen sea la buena.
No podemos ser jueces para decidir por nadie, no podemos mostrarle a nadie cuál es el camino correcto, cada persona va por donde desea, recto, por un lado, dando vueltas o por detrás. ¿El correcto? Cada uno va por donde quiere, ya digo.
Está quien hace sus deberes diariamente, quien los deja para mañana y quien los hará el último día. Pues ese día, el último, puede ser tarde. Rectificar siempre será de sabios pero siempre que haya tiempo para rectificar.

Pero caminos para ir por la vida hay básicamente dos, ir de frente o ir por detrás, aunque se ramifique en miles. Cuando una persona va de frente nunca espera que otras personas cojan el camino contrario y, cuando lo cogen, no se entiende. No se entiende el por qué ha de hacerse así cuando es más leal ir de frente, pero, claro, también es más difícil.


El ir de frente supone ser claro, no mentir, significa ser noble y humilde independientemente de nuestro trabajo, de nuestra economía o de nuestros gustos sexuales.
Lo demás es demagogia, es ser envidioso y egoísta, lo que nos lleva a ser vulnerables ante la propia vida. Y nos cogerán, cogerán nuestras mentiras y nuestros atajos, y seremos descubiertos por aquellos que fueron de frente y que renunciaron a seguir nuestros pasos de puntillas por la vida.

No sé qué día fue el que elegimos nuestro camino, ese día que damos el primer paso de nuestras vidas por nuestra cuenta y tuvimos dos opciones: o darlo bien o mal, no hay otra. Ese paso nos acompañará durante el resto de nuestra vida, así pues, iremos de frente o por detrás según esa huella que nuestros pasos van dejando, entrando en túneles a veces y saliendo otras o entrando en él y no saliendo nunca.

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