El Sembrador de Emociones

Dada la actual dirección de nuestra sociedad encaminada hacia la consecución de nada, ayudada por la infinidad de pecados capitales que nos hacen sentirnos únicos e irrepetibles, el barbecho social aparece ante la ausencia de semillas que sembrar.

Podría decirse que en estos momentos este barbecho social puede ser pasajero debido a que las generaciones que habitamos la tierra en estos años, ojalá, pero, de no ser pasajero se convertirá en un desierto estéril donde será imposible cosechar por mucho que sembremos.
Podríamos sembrar ese cariño que nos gustaría obtener de los demás, ir sembrando además todo aquello que queramos recoger en el futuro: debemos atender a los demás para un día ser atendido, querer para ser querido, amar para ser amado, caminar para ser encaminado y ser para ser recordado. Sembrar todo tipo de emociones, todas sinceras, todas sin querer obtener nada a cambio pero esperando sin lugar a dudas que algún día nos pueda dar algo, aunque sea una sonrisa.
Dejarse en el tintero sentimientos y pasiones hacia los demás sean quienes sean no será sembrar, máxime cuando una persona es querida por nosotros. Donde no hay que sembrar es donde no hay qué recoger, donde todo aquello que hagamos por obtener una cosecha no sirva para nada.

Y cuando sembremos, obviamente, tendremos que regar y abonar. Hacer todo lo posible para que, si la lluvia no cae del cielo, nuestra cosecha crezca y vaya aumentando.




Cuando la tierra se vuelva roca ya no podremos hacer nada. Dejar que eso ocurra está en nuestras manos, manos de obrero, con una mente capaz de convertir el desierto en vergel, donde cada semilla crezca y de los frutos esperados.

Sólo me importa a mí, las emociones serán sentidas por cada persona que haya siembre, intentando obtener, aprendiendo si no se obtiene para volver a sembrar.

"Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy, todavía, plantaría un árbol" Martin Luther King

Comentarios

Entradas populares