La Disposición a la Sonrisa

Esa curva de la boca, que se hace voluntariamente y que indica generalmente agrado, alegría o placer es la sonrisa, un ejercicio que deberíamos hacer todos los días independientemente que tengamos motivos para hacerlo. En el esfuerzo está la persona.
¿Por qué? Debería formar parte de nuestro cada día sonreír, porque aunque no tengamos ganas de hacerlo, los demás ven en nosotros esas ganas de vivir con alegría, aunque los problemas nos agobien, nadie tiene culpa de ello y no tenemos que pagar con ellos nuestro malestar.
Se trata de levantarse de la cama con ganas de sonreír, de disfrutar de tu desayuno, de transmitir felicidad cuando te encuentres con gente, dando igual que ellos la transmitan o no, y de tener disposición para la sonrisa, siempre. Y así todo el día, y así todos los días.

La vitalidad, aunque fingida, anuncia nuestra personalidad, las ganas de mostrar al mundo (y a nosotros mismos) que los problemas no tienen por qué amargar nuestra existencia, que hay quien los tiene (y grandes) y verás a esas personas siempre con una sonrisa en la boca. Quizás sea esta forma la falsedad más bonita que hay. Porque el mostrar siempre una sonrisa no implica falta de sufrimiento, ni mucho menos. Esa muestra de aparente normalidad es la que anuncia quienes y como somos.


Y hay mil motivos por los que reír sin que realmente tengas ganas para ello. Sentir que de tu sonrisa depende la sonrisa de los demás es la forma más embustera y bonita de reír. Habrá quien dependiendo de la expresión de tu cara optarán por un semblante más o menos serio. 
En esos momentos, en los que no te apetece absolutamente nada sonreír es cuando demuestras quien eres realmente porque si sonríes animarás a esas personas que dependen de que haya alguien que les muestre el camino. Como siempre, el esfuerzo está en lo difícil, en anteponer el bienestar ajeno al tuyo propio, ya digo, sonriendo sin ganas, pero sonriendo por los demás.
Y no digo que un llanto desconsolado sea síntoma de egoísmo, que podría ser, digo que siempre hay alguien que depende de tu estado, que se fija en ti para asignar su postura frente a un problema mas o menos importante y mostrarle a esa persona un llanto le hará más débil.

Porque la vida es lo que elijas, porque en tu elección estará tu acierto o tu error, tu ganancia o tu pérdida, porque tu vida eres tú (y los que te rodean ...)

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