Aplicar Justicia

Somos tan simples que a menudo sentenciamos a toda aquella persona de la que nos dijeron algo en su contra y no todo el mundo puede ser juez ni todo el mundo puede sentenciar.
¿Qué nos dijeron? Y ... ¿es verdad?
Más allá de si lo que nos dijeron es verdad o no, nosotros ni siquiera hicimos la comprobación, simplemente sentenciamos al menos a llamar a esa persona de mil adjetivos posibles sin saber realmente si merece esos calificativos.
Si vamos a ser jueces vamos a poner toda la carne en el asador. Ver lo malo y lo bueno de cada uno, ver los porqués y analizar absolutamente todo. A partir de ahí estaremos en disposición de ir juzgando los actos y actitudes de cada uno y de sus circunstancias.


Las faltas que cada persona pueda cometer no se pueden contar como un cuento, hemos de tenerlo claro, las faltas hay que demostrarlas para que sean creíbles por personas coherentes, claro. Imagina un juicio donde dos personas cuentan sus versiones totalmente contrarias, sin pruebas, sólo sus puntos de vista ... ¿a quién harías caso? ¿A la que va mejor vestida? ¿A la que habló primero? ¿A la que te cae mejor?

Efectivamente, no somos justos a la hora de hacer un arbitraje, nos dejaremos llevar por diferentes cosas antes que ver la objetividad de las cuestiones que rodearon un asunto más o menos complejo. Todo esto si nos mojamos, porque la postura normal de las personas es no complicarse la vida y ni aprobar a una ni suspender a otra.
Juzgamos sólo a las personas que no nos interesan, es decir, nuestra familia y amigos están prácticamente al cien por cien libres de nuestro dictamen por el simple hecho de ser quienes son.
Cuando una persona cercana y valorada por nosotros comete fallos tiene el perdón eterno cuando no tenemos el arrojo que tienen las personas justas y maduras.

Deja pasar de largo a los supuestos delincuentes que no vas a juzgar pero sí a sentenciar si no te hicieron nada. Deja que las personas, al menos, puedan defenderse, deja que la vida siga su camino, deja a un lado tus gustos cuando algo no te sabe bien después de probarlo.

Bajo el punto de vista social, sólo yo debo quedar absuelto de toda culpa, esa, la culpa, siempre será de los demás.

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