Supeditados a la supervivencia

¿Qué es lo que más nos preocupa? ¿Llegar a fin de mes? ¿Criar a nuestros hijos? ¿Aparentar? ¿Comer manjares? ¿Beber cerveza?

Si respondemos a estas preguntas las respuestas serán superficiales y necias. Partimos de la base de que nuestra forma de vida es la mitad de coherente de lo que se necesita para ser serios pero aún así responderemos responsablemente: Básicamente lo que más nos preocupa es aparentar, más aún desde la aparición de las redes sociales. Nuestra tristeza real se vuelve alegría en la red. En la realidad las pasamos canutas en muchos casos para llegar a fin de mes pero en facebook mostraremos nuestro lado más "generoso". Nuestros hijos nos agobian y buscamos siempre las soluciones que menos nos desgasten, abuelos y amigos, nosotros ... tenemos mucho trabajo y no tenemos tiempo para los nuestros, aunque, de nuevo, en la red exhibiremos nuestro lado más tierno y paternal. No soy de redes sociales, pero no sé si en ellas se verá a peones trabajando o a uno arreglando un pinchazo de un coche sin que haya nada de gracia en ello, pero sí enseñaremos el lado que queremos enseñar, bonito, amable y humano, mostrando esa persona que podríamos ser, que sería capaz de todo, pero que lamentablemente la vida no es facebook. Su nombre está muy bien puesto, tu cara, tus apariencias, pero nada de ese cerebro o ese corazón. ¿Vacíos?
Nos dejamos llevar por todo, no queremos quedarnos atrás en esas ansías sociales que seducen a quienes están dispuestos a dejarse seducir. Nuestros deseos van encaminados a la consecución de una nada llena de todo.
Y nuestra supervivencia realmente no depende de hacer lo justo para llegar a la meta. Los capaces hemos de intentar llegar primeros o de ayudar al primero a llegar o, simplemente, de ayudar al último, pero se trata de intentar que lo que hacemos valga la pena, con cerebro y corazón.


Nuestra endeble supervivencia no utiliza la memoria para recordar qué o quiénes hicieron algo por nosotros. Entendemos que con darle las gracias el día que lo hicieron es suficiente, después siempre diremos "ya dí las gracias".
Mostraremos apoyo siempre y cuando no nos duela la cabeza, nuestra supervivencia constante modificaría su descanso insensible de no ser así. ¿Para qué voy a dar la cara por alguien si me va a doler la cabeza? 
Las risas nos alimentan y las carcajadas todavía más, una sonrisa que no deje de ser una mueca será hacer de nuevo lo justo para ir tirando. El sentido del humor, incluso en un velatorio, no supone una falta de respeto, supone querer alegrar la tristeza.

Lucha para que los sonidos que no te gustan se vuelvan una melodía tierna y sensible. Vuelve un llanto en risa, un grifo roto en una ola rompiendo, un insulto en un saber que hay otro camino. No ames lo justo (si realmente estás enamorado). No te conformes con sobrevivir en un mundo de escaparate.

Nuestro corazón tiene forma de caja fuerte y nuestro cerebro forma de globo. De uno hemos perdido la contraseña y de otro no tenemos parche para cuando explote.

¿Y nuestros sueños? ¿Para cuándo? Tenlo claro, si no eres de soñar, limítate a sobrevivir, es lo mejor.

Nuestra vida vacía está llena de todo y aún así, seguimos alimentándola de más todo para que cada día valga menos. Y harta de todo ... revienta.

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